Gabriel nos abre el camino
El mundo está compuesto por hombres y mujeres, todos de distinto padre y madre, con sus peculiaridades, problemas, virtudes y perversidades; capaces ambos sexos de lo mejor y de lo peor. Lo de la manzana podre en el cesto no se puede aplicar a las personas, pero si podemos cogerlo como ejemplo, la inmensa mayoría son buena gente, pero una sola persona con ideas dañinas puede causar estragos entre la sociedad si los buenos se silencian por no meterse en problemas o se dejan embaucar por estos-as encantadores de serpientes.
Desde hace años el hombre está padeciendo una especie de persecución (ya descarada) solo leer el decálogo feminista que incluso tiene el aval de un sindicato de clase. Los hombres no tienen que sentirse culpables por nada que ellos no hagan, que existen energúmenos, violadores, acosadores, violentos y asesinos ¡seguro! Pero no me vengan ahora las esnobistas feministas rezumando androfobia por todos lados a crucificarnos a todos. Quien comete un delito es el delincuente, la etnia o el sexo no determina una violencia en sí misma cómo nos quieren hacer ver y creer.
Como sabíamos y podemos comprobar con la muerte cruel de Gabriel, la mujer puede cometer los mismos delitos, ser fría y calculadora cómo nadie. Dejar un sistema que le favorece ante la Ley, discriminando seriamente al hombre, es un arma que tendrá a su alcance cualquier sujeta del calibre de la que perpetro y mató al niño Gabriel. Debe ser abolida de inmediato esa parte donde una simple llamada acusatoria contra un hombre por parte de una mujer, lleva prisión inmediata y ser considerado culpable sin pruebas de ningún tipo, incluido pruebas inventadas o falseadas con esa capacidad que tiene la mujer de cuando es mala, serlo a conciencia y nadie de su alrededor creerse que fuera así.
Hay que hacer algo, acabar con la violencia de todo tipo, pero me temo que no pasa por discriminaciones ante la Ley.
¡Ya está bien! Tenemos que concienciarnos todos: hombres y mujeres que somos parte ambos de este mundo, entre ambos tenemos que mejorarlo y hacerlo más habitable, solidario y seguro.
Luego, que no nos vendan la moto, desigualdad existe en este mundo entre mujeres y hombres, también entre hombres y hombres y por supuesto entre mujeres con mujeres. Lo cual debemos legislar para todos, y no dar más posibilidades a quien se dice igual o mejor y quiere ventajas ante la Ley, o con cuotas, cremalleras o paridades.
Nos cuentan que este mundo haría mejor si mandaran más mujeres, para nada, si somos iguales, todo seguiría exactamente igual, ya que las vemos corromperse igual a los hombres cuando alcanzan el poder, las vemos ser tan insolidarias, ineptas e innecesarias cuando dirigen Países, FMI, ministerios, etc. Y el techo de cristal no existe, es el egoísmo de quien no puede llegar y pretende estar. La que vale, llega y está. Seguro que alguna se queda por el camino, también muchos hombres.
Sin embargo no es obvio para que entre hombres y mujeres arreglemos las diferencias, desigualdades, injusticias y nos pongamos manos a la obra ambos sexos, sin hacer caso de acomplejadas feministas misándricas y unos partidos que aprovechan la mierda para aparecer como recoge basuras, sin poner una sola propuesta en firme que arregle los problemas.
Cuando un hombre causa daño a una mujer, lo haría hasta con su madre, cuando una mujer hace daño a un niño, se lo haría a cualquiera.
Hombres y mujeres ¡caray! Podemos juntos con todo, no sigamos haciéndonos daño entre nosotros.
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