Rioseco, en el buen momento
La capital de Sobrescobio, en el alto Nalón, camina en los últimos años por la senda del buen ambiente, el ánimo en la calle, el movimiento foráneo, la fiesta de fin de semana y esa sensación agradable que refleja el que algo se mueve. Sus locales públicos, restaurantes, bares y chigres mantienen el pulso popular y sus llenos son realidades de un pueblo con marcha y notoriedad. Rioseco con su embalse pegado a sus tripas y esa ruta del Alba atrayente y viajera conforma un ejemplo turístico de nivel.
Y un fin de semana gusta mucho ver a la gente, la mayoría jóvenes, que busca en la fiesta vermú su momento de óptimas sensaciones con la Marquesina del Alba dando vida musical a diferentes grupos y cantautores que dejan sus melodías y notas sentidas en un patio atiborrado de amantes de la cultura musical y las buenas viandas.
David y Laura, sus promotores, mueven perfectamente los hilos de la proyección y el rollo feliz y matinal. Festejo de fin de semana como punto de encuentro para muchos visitantes y turistas accidentales. Y la calidad ambiental une y motiva a todos los presentes. Y la gente disfruta de su momento, contagia a los demás y lo bullanguero alegra al caserío coyán. Y en toda la localidad los hórreos, la limpieza de sus callejas, las plazas abiertas y las buenas edificaciones son hechos que dicen mucho de un pueblo renovado y ganando la modernidad. Es la referencia del parque natural de Redes.
Locales como El Secreto de Julia, el mejor café de la zona con su bizcocho de historia y un ambiente doméstico y hostelero; La Arrancaera, vermús de solera, vinos, sidras y amistad; El Balcón de Redes, cocina tradicional y de fusión; El Bar de la Plaza, buenas propuestas y terraza al viento; La Casona de Rioseco, donde Hugo y Ana ven pasar la vida con sus recetas coquinarias y esos corderos a la estaca que son paradigma del buen oficio. Y donde hay buena culinaria el viajero exigente se deja llevar por esos efluvios de una cocina de siempre y preñada de nobleza. Y en Rioseco el olor gastronómico persiste en todo el pueblo, circunstancia que empuja al respetable a adentrarse en los rincones más íntimos de una localidad que ofrece lo que tiene, que es mucho y bueno. Un pueblo pequeño pero bien conformado, rico en maneras, actividades y formas de vivir. Y la vieja panadería de otrora todavía permanece en la retina y pituitaria de muchos como un pan que hacía las delicias en el desayuno y adornaba las mesas caseras y la hostelería de otro tiempo. Hoy el pan cotidiano y los suspiros del Nalón proceden de la tahona de Campo de Caso, calidad y trabajo artesano. Y vivir Rioseco es apuntar que por estos lares del alto Nalón la pasión por lo natural, lo sincero por lo tradicional y lo atractivo por el entorno son verdaderas respuestas para el viajero o el turista accidental que busca disfrutar de un fin de semana o unas horas entre el paisaje y el paisanaje de un rincón al alza. Y en este solar del alto Nalón está siempre solícito Monchu Calvo para detener esos momentos de pasión y verdad en todo un documento fotográfico.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

