AVISPA ASIÁTICA
Llegó la primavera, como temíamos. Y no lo decimos por dejar de anhelar cierto sol, ciertas lluvias que paliasen la sequía que nos ha venido acompañando los últimos meses. Lo decimos porque en cuestión de días veremos de nuevo volar a la avispa asiática. Hace meses que escuché la petición suplicante casi agónica de tantos apicultores, agricultores, gentes del campo que pedían intervenir desde el comienzo de otoño para localizar en bosques esos nidos siniestros que podrían detectarse y erradicar con más facilidad aprovechando la desnudez de nuestros árboles. Era la idea. Y sabemos que alguna iniciativa particular (como siempre) sí se ha producido. Pero de nuevo nuestros politicastros han dejado pasar la oportunidad, enfrascados en miserias intrascendentes acerca de cooficialidades, permisividad grafitera y urinaria, retirada de Woody Allen (por cierto, ya propongo desde aquí iniciar los trámites para solicitar la revocación del Nobel a Einstein, que de manera tan miserable se comportó siempre con su mujer), etc.
La primavera ha llegado, como temíamos. Y de nuevo asistiremos a noticias más o menos dramáticas acerca de los nuevos estragos de nuestras amigas destrozando colmenas, agonizando cultivos frutales y hortícolas, tal vez propiciando algún desafortunado deceso (no sería, por desgracia, el primero). Pero en estos largos meses que nos esperan hasta que en el próximo otoño pueda volver a generarse esa oportunidad real de luchar contra la plaga asiática, me gustaría saber en qué fase del proceso estamos ahora mismo. En qué fase de la certera, medida, ajustada y sesuda reflexión política se encuentra el problema. Pues a buen seguro nuestros preclaros y electos representantes deberían de estar próximos a debatir, como mínimo, que habría que plantear la aproximación centrífuga a la cuestión desde la primigenia puesta en valor de la importancia de comenzar a pensar en la posible necesidad de alguna probable iniciativa que pueda sopesar los umbrales de la gravedad real del problema para poder priorizar las tal vez apropiadas reflexiones acerca de la quizá perentoria decisión de abordar en un futuro más o menos próximo (o lejano, llegado el caso) alguna medida
pre-previa supuestamente conveniente que sopesar para entrar a tal fin en el inicio de los prolegómenos de unos primeros planteamientos tendentes a considerar finalmente las ciertas decisiones preventivas más apropiadas que incidiesen en afrontar en prioridad estadística, bien meditabundamente debatida, la batalla contra la muy invasiva y mala himenóptera Vespa velutina (que no es una moto, por cierto). Algo así les suplico en bien de nuestra (¿su?) querida Asturias.
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