EUGE
Si la muerte te pisa los talones, ríete bien fuerte, para asustarla, para ahuyentarla.
Si la vida te da otra oportunidad, por pequeña, por paupérrima que sea, agárrala bien por el cuello, aférrate a su luz, salta al vacío y vuela.
Convierte lo más nimio en una fiesta; lo insignificante para todos los del montón, en un todo.
Enseña a todos esos ignorantes lo que de verdad vale la vida, porque no tienen ni idea, y sólo a tu lado se dan cuenta de la importancia de la luz; sólo tú puedes enseñarles el verdadero valor de estar aquí y ahora.
Daría cualquier cosa por dar uno de aquellos paseos a tu lado, escuchando tus carcajadas, burlándote de la vida y la muerte, hablando con cariño de todos a los que quieres y te quieren, y oliendo cada mota de oxígeno, cada rama, cada flor.
A ti, que miraste al vacío de frente, gracias. Gracias por la lección de vida (qué terrible y triste paradoja).
Siempre he estado muy orgullosa de tu amistad, siempre: por tu valor, por tu optimismo, por tu alegría y sabiduría ante la vida. Y siempre vas a estar presente, no sólo en mi vida, sino en la vida de todos aquellos que te rodeábamos, estoy segura.
Esta fue tu gran lucha: la vida
Y este fue siempre tu mensaje:
"Si sobrevives, si persistes, canta,
sueña, emborráchate.
Es el tiempo del frío: ama,
apresúrate. El viento de las horas
barre las calles, los caminos.
Los árboles esperan: tú no esperes,
es el tiempo de vivir, el único".
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