El Real Oviedo: árbitros e infortunio
Esperé a enviar esta carta que previamente tenía escrita a LA NUEVA ESPAÑA para ver lo que podía suceder en el encuentro Tenerife-Oviedo. Pasó lo temido: el equipo no jugó bien esta vez a pesar de poner toda la voluntad y todo su empeño.
Tenemos que pararnos a pensar que el equipo después de tan buena racha cayó en otra dinámica (dinámica que hay que analizar también el porqué).
En Tenerife el equipo era un puro nervio, corrieron y corrieron y se desmelenaron para poder sumar puntos. Ya no les sirvió ni su balón parado ni su control, pero lo intentaron a toda costa. ¿Qué pasó? La plantilla está con miedo y más tarjetas a más faltas injustificadas, en una palabra: temen al arbitraje y temen lanzarse. Estamos todos los aficionados, socios o no, y todo el Tartiere alucinados de que en lugar de sumar puntos nos resten y sigan restando esos maravillosos puntos. Sin esas injusticias, el día que yo decidí escribir en mi casa (el 4 de marzo de 2018) estaríamos en ascenso directo, detrás del Huesca.
Perdónenme el colegio arbitral, su presidente y su director deportivo, que no nombro porque miedo me da que no me publiquen esta carta, que les haga esta pregunta: ¿Qué les ha hecho este histórico club para enviarnos a esos árbitros que se están equivocando todo?
Vamos a detenernos en los hechos: A Toché le anulan un gol legal y Anquela fue expulsado. Luego tres puntos a restar. Era el partido del Barcelona B. En Cádiz la tarjeta roja a Rocha fue muy injusta; nuestro entrenador, que jamás se pronuncia, decía en prensa: “Alguien que haya jugado al fútbol no puede pitar ni falta al jugador Rocha”. Luego otra vez restando tres puntos menos. También Chema Ordóñez (gran cronista de fútbol) en LA NUEVA ESPAÑA escribía: “Llegó el de negro y mandó parar; el Oviedo tiene nueve puntos menos; un penalti que impidió a los azules ganar ante el Rayo Vallecano”.
A día de hoy no entramos ni en play-off. Somos sin duda por plantilla uno de los mejores equipos de Segunda División; jugadores que están sudando y dejándose la piel con su camiseta azul.
Pero, sobre todo, contamos por fin con un gran entrenador: Anquela, un enorme entrenador que ascendió al Huesca y en este momento cuenta con 57 puntos. También al Alcorcón, que se le llamó “el Alcorconazo". Es un lujo que nos haya llegado al Real Oviedo. Es un gran señor a la par que un gran entrenador: firme, serio, exigente, pone al vestuario en su sitio y lo quieren. Nada le gusta echar la culpa ni a árbitros ni al contrario. Insta continuamente a pelear en cada partido porque para él no hay contrario ni grande ni pequeño y, sin embargo, alaba al contrario si es que lo cree preciso.
Sus frases: “Cada partido es único”, “no os relajéis”, “corred, luchad”.
Ha conseguido esa unión de “con orgullo, valor y garra”. Quizás nos falte un delantero, pero sin ser una gran entendida en fútbol, insisto en que gracias a Anquela se deja cada jugador la piel.
Por favor, no más amarillas como la tontería del pobre Linares, nos quedaremos sin delanteros ante el Granada con la quinta amarilla injusta de Toché. ¡Entrenador entre cristales!
Ojalá nos salga bien, quizás mi carta la publiquen después del partidazo contra el Granada.
Lo que sí hay que mencionar con entusiasmo es que la gran afición del Real Oviedo es de Primera División o más. Muy sufridora, que ahí estamos apoyando “locos por verte ganar”. Que si estando en Tercera División sin cejar, ahora podemos decir más que nunca “Hala, Oviedo”. Adelante, y que si conseguimos entrar en play-off gracias al gran jienense, entrenador, y motivando a sus futbolistas, por favor que sean justos. Lo merecemos. Gracias como siempre a LA NUEVA ESPAÑA y a los lectores.
Tosa Merodio
Oviedo
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