Líderes políticos, una copia falsa
Un líder, un ganador nato, un jugador de cartas que pudieras elegir las mismas, seguro elegiría bien: El Rey con un caballo para cantar las cuarenta a cualquiera, el as de bastos para mandar, el as de oros para repartir equitativamente, el as de espadas para imponerse si fuera preciso, el as de copas para hacer amigos y sin despreciar a las demás cartas, solo un número tres decente lo colocaría a su lado y hasta completar las diez cartas elegiría las que triunfaran.
Pues en política, los partidos eligen mal sus cartas. Las cartas en este caso son sus órganos internos, siempre manipulados por mediocres que reparten la baraja, no por méritos y el valor de la misma, sino, por amiguismo y mediocridad, para ellos mantenerse en lo más alto sin que nadie les haga sombra. Así se completa el fracaso del juego democrático, con líderes mediocres y perdedores, que cuando alcanzan el poder, por ser el menos malo, se rodean de cartas aún peores de casar para gestionar un juego de gran responsabilidad. No hay peor jugada que darle el poder a quien no está capacitado para ello.
En España, no hay líderes consistentes desde Felipe González, Fraga, Carrillo, Redondo, Camacho y Aznar; que supieron rodearse de cartas de las buenas y todos ellos en su justa medida han tenido éxito y ganado partidas. No hace falta recordar aquellos políticos de segunda, tercera y quinta fila que disponían estos líderes natos. Hay un caso singular, Suarez, que siendo un líder sólido, se le remontaron ases, caballos y hasta el dos de espadas; pero en una situación complicada. Pero no menos que la que Felipe se encontró y supo ganar la partida incluso con el contrario con las cartas marcadas y el ruido de sables sobre su cabeza. Ese fue el principio de un líder consistente que en situación económica mucho pero que la actual supo dar salida a situaciones de emergencia nacional en todos los sentidos, pero sobretodo recalcar que existían millones de personas sin tarjeta sanitaria, millones de personas que no tenían derecho a una pensión y generar un cuadro económico con su estatuto de los trabajadores que hizo prosperar este país. En su lugar Rajoy diría, lo de siempre, que se hará lo que se pueda y cuando se pueda, cómo si las emergencias pudieran esperar.
A Felipe González también le salieron rana algunos compañeros, también le vino la crisis impuesta por Bruselas de la reconversión industrial. Al contrario de ZP, supo darle salida con la mayor cobertura social y el menos daño posible a los trabajadores afectados, muchos seguro fueron despedidos, pero Bruselas exigía que nuestra industria obsoleta fuera cerrada o mejorada. Y cuando logró negociar ayudas económicas para paliar los daños, con fondos estructurales, mineros y todo tipo, desde el PP le llamaban pedigüeño ¿recuerdan? Pues gracias a esos millones el éxito se lo llevó Aznar que se encontró con ellos para disponer de un país en alza.
Esos eran líderes, tengo en memoria a Redondo y Camacho ¡que labor inmensa en defensa de los trabajadores! Algo que dilapidaron los siguientes y actuales, por querer estar donde les queda alto.
Pedro, Rajoy, Pablo, Rivera: Un líder, no se hace, estáis, pero no sois. Lo cual, los que os rodean aún son peores, el daño lo padeceremos los demás.
Esa cualidad de líder está en el mismo ser. La influencia la puede dar el dinero, la amistad y el poder; pero el carisma, la elegancia, la personalidad, el respeto de propios y extraños, se tienen, lo perciben los demás claramente y por mucho que pretendamos serlo, solo conseguiremos ser una copia falsa en perjuicio de aquello que representamos.
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