Visibilidad

20 de Marzo del 2018 - José A. de Lillo Cuadrado (Moreda)

Después de las “miembras” que atronaron el Parlamento y acariciaron los oídos de los españoles hace algunos años, uno creía que ya estaba completo el repertorio. Pero no. Días atrás, hubo otro atentado, “portavozas”, que retumbó en las bóvedas de la Cámara Baja. Con estos antecedentes, no hay motivo para que el género masculino no entre en esta lid. Sin salirnos del Parlamento, encontraríamos que, si hay “ujieras” que guardan las espaldas de quien lo preside, tendrá que haber también “ujieros”, para seguir el principio de que la Lengua busca el equilibrio. Por este camino, la lista de los cambios de género (el gramatical) será infinita en ambos sentidos. Recomiendo a los curiosos que se den una vuelta por el “Diccionario inverso de la Lengua Española”. Así que “miembres”, “portavoces” y “ujieres” quedarían como neutros, con un toque asturiano.

Creer que toda terminación en “a” da feminidad o que toda terminación en “o” da masculinidad a una palabra es indicio de ignorancia supina. Estos entretenimientos gramaticales tienen dos salidas: por una parte, el ridículo y, por otra, el insulto, la agresión o el desprecio a las mujeres, que es, justamente, lo que se quiere evitar.

El ridículo, al que pueden unirse sin complejos las “miembras” y las “portavozas”, lo intentó el año pasado el Departamento de Igualdad de la Universidad de Granada, que, sobrada de dinero, tuvo la brillante idea de encargar un calendario cuyos meses terminaran todos en “-a” (no sé si lo llevó a efecto, pero la intención estaba clara). No puede quedar fuera del capítulo dedicado a la ridiculez el comentario que hacía en una revista una mujer en “estado de buena esperanza” (en asturiano “taba pa ello”): “me encanta que mi niñ@ (sic) entre en este mundo queriendo estrechar ya su manita”. Después de muchas horas de estudio, reflexión y consulta a los libros de fonética, no logré desentrañar cómo se arregló la premamá declarante para pronunciar el dichoso “garabato” afónico.

En el hábitat del ridículo todavía queda espacio para incluir esa broma de gramática cuyos puntos esenciales publicó LA NUEVA ESPAÑA el día 14 de este mes, broma que debería ser inscrita en la Oficina Española de Patentes y Marcas. Esta gramática “alternativa” no merece una línea más. Estas cuatro ya son excesivas.

El segundo entretenimiento, como ya dije, va de frente contra las mujeres. Los nombres (adjetivos y sustantivos) por sí solos son inocentes. Puede comprobarse en un diccionario etimológico en palabras como “imbécil”, “majadero” o “idiota”, por ejemplo. Somos los hablantes quienes retorcemos su valor para convertirlos en insultos. Esta palabra, en latín, significa “saltar contra”, “asaltar”. Y este asalto ocurre precisamente cuando queremos “visibilizar” el femenino. Términos como “perro”, “zorro”, “tipo”, “prójimo”, “elemento”, “golfo”, “individuo” o “fulano” no sugieren más que lo que dice el diccionario. Son, por decirlo de alguna manera, divergentes, como las ramas de los árboles: cada una sigue una dirección distinta a la de sus vecinas. Pero en femenino confluyen, como los ríos y desembocan, sin remedio, en la ciénaga del insulto: “mujer de moral descuidada”. Al titular de uno de los meses estivales del mencionado calendario le hubiera sentado tan bien la “a” como la “o”, sin ninguna intención ofensiva, porque, según se comentaba de colina en colina de las Siete de Roma, “era marido de todas las esposas y esposa de todos los maridos”.

El día 6 de este mes de marzo, publicaba este mismo diario que en el Parlamento Asturiano había estallado la palabra “zorra”, epíteto dirigido a una diputada, ante la pasividad de muchos de los asistentes, que, a lo mejor, se le escapó sin querer, a algún defensor de la gramática de género.

Como final: leí hace pocos días (“Historia torcida de la Literatura”, de Javier Traité) que “Emilia (Pardo Bazán) fue otro de los autores clave del fin de siglo (XIX)”. La letra cursiva es mía. A más de un lector le entrará la dudará: ¿Otro de los autores… u otra de las autoras...? Si se escoge la forma femenina, los varones, con Pérez Galdós en cabeza, quedan excluidos.

A propósito: ¿debe decirse “violencia género” o “violencia de especie”?

Cartas

Número de cartas: 49025

Número de cartas en Diciembre: 149

Tribunas

Número de tribunas: 2177

Número de tribunas en Diciembre: 5

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador