Sobre los perros, sus dueños, los agentes y las Ordenanzas Municipales
Hace mucho tiempo que pienso en denunciar ante la opinión pública la conducta de las personas que no llevan correctamente sujetas a las mascotas con las que pasean, pero por una cosa, o por otra, lo voy dejando pasar. Pero, el artículo firmado por Lucas Blanco en LNE, el 12 de marzo de 2018, página 3 Oviedo, columna 5, cuando menos provoca.
Después de recoger las afirmaciones del concejal de Seguridad Ciudadana del Ayuntamiento de Oviedo sobre la posibilidad de endurecer las multas relativas a los incumplimientos de las normas de la ordenanza municipal de Convivencia Ciudadana en lo que respecta a las mascotas, afirma que la concejalía dio ayer a conocer varios datos acerca de las intervenciones de la Policía local relativas a la ordenanza. Por ejemplo, el número de intervenciones de los agentes en casos en los que los animales no iban correctamente sujetos por sus dueños cayeron un 28%, de los 95 de 2016 a los 74 del año pasado.
Ante todo, una cuestión muy sencilla de matemáticas: si en 2016 los agentes intervinieron 95 veces, y en el año 2017, solamente 74, "mediante una compleja operación matemática", que decía hace unos años el enviado especial de una emisora en la Vuelta a Francia, "podemos llegar a saber" que el descenso es del 22.1%, y no del 28%.
En segundo lugar ¿Es que en Oviedo hay alguna ordenanza sobre la forma en la que se deben llevar las mascotas? Y, en caso afirmativo ¿Hay alguien encargado de que esa norma, si existe, insisto, se cumpla? Y dice que hubo 74 intervenciones de la Policía Local porque las mascotas no iban correctamente sujetas ¡En Oviedo, en un año!
Tercero, los agentes o quien haya elaborado esa estadística ¿no salen a la calle? No ya de patrulla, sino como ciudadanos, en los días de descanso. No estamos juzgando que las mascotas potencialmente peligrosas necesiten una sujeción especial y no la tengan, no; ¡estamos hablando de perros sueltos en la calle! Cariñosos que te van a saludar, o agresivos que te hacen sudar.
Esos agentes tuvieron la suerte de no pasear por las inmediaciones del Carlos Tartiere, o por la Plaza de Roma, a media mañana o a media tarde, un día de diario o festivo, con la plaza ocupada por un buen número de perros de todos los colores, tamaños y grado de afectividad; o por el parque de Purificación Tomás, la zona de este parque que da a la Florida, la misma Florida, cualquier plaza o calle de Oviedo, o, por no seguir enumerando la calle en que vive cualquier lector, los alrededores del Calatrava, hacia el atardecer, donde van todos los días una serie de perros, algunos con un dueño que los azuza (se escuchan los gritos del azuzador y los ladridos de los perros excitados desde las casas próximas y no tan cercanas), y los pobres animales corren, ladran y ¡meten miedo! Para conocer esta situación, no hace falta indagar mucho.
Ya sé que me pueden decir que, si los veo, los denuncie. Eso hice hace unos años en una localidad costera asturiana, después de discutir con el dueño de la mascota, y el agente me contestó que existía la normativa, que conocía a los perros, que conocía al dueño, que eran de la localidad, que ya se sabe, que intentaría hablar con él, etc., etc. ¡Nada! Otro día que volví, seguían por el mismo paseo los mismos perros, los mismos dueños y los mismos guardias, y ¡menos mal que no supieron que los había denunciado yo!
Los agentes encontraron 74 perros que no van correctamente sujetos, en Oviedo ¡en un año! Yo salgo a caminar casi todos los días, y si voy por las zonas indicadas, las 74 mascotas sin atar las encuentro el primer día, y ¡me sobran los otros 364 del año para pasear tranquilamente, sin miedo a los perros sueltos, y a sus dueños!
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