CHAPOTEANDO EN EL FANGO
Lo bueno del último escándalo de corrupción que afecta a la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Cristina Cifuentes, es que ha conseguido que afloren las miserias y corruptelas de una parte de la Universidad española.
La corrupción que hasta la fecha afectaba a concejales de modestos y grandes Ayuntamientos, Alcaldes, Presidentes de CCAA, Ministros, Casa Real (de la mano de una Infanta y un cuñado del Rey), banqueros, empresarios, sindicatos... había pasado de puntillas sobre uno de los "templos del conocimiento", la Universidad.
Su prestigio, su "supuesta" autoridad moral e intelectual parecía como si la inoculara del virus que afecta a la mayor parte de las instituciones españolas, pero la rueda de prensa del Rector de la Universidad Juan Carlos I, junto al falso director del Máster (supuestamente cursado por la Presidenta de la CC.AA de Madrid), negando la mayor, cuando las evidencias documentales publicadas por el "Diario.es" sobre la falsificación de notas y la inexistencia de ningún trabajo de fin de máster por parte de Cristina Cifuentes, le convirtieron en cómplice de las falsificaciones y manipulaciones de las notas realizadas por una funcionaria amiga de Cristina Cifuentes, a petición del profesor de la asignatura.
No sólo la Presidenta debe dimitir ya, sino que también el Rector lo debe hacer, por encubridor de un delito de falsificación.
No sé si Cristina Cifuentes finalmente dimitirá, todo el foco político y mediático está encima de ella, pero estoy más que seguro que el Rector no lo hará porque las corruptelas universitarias tienen menos "visibilidad".
El rector Javier Ramos, antes de llegar a convertirse en la más alta autoridad de la UJCM, había dejado pequeña a la mismísima Cristina Cifuentes al plagiar, mediante el burdo "copia y pega" a un colega catedrático y ¡a una alumna suya! Fue un escándalo que apareció reflejado en los medios de comunicación burgaleses en el 2015 y el Rector no se inmutó. No pasó nada porque está muy bien protegido por el partido popular y, la comunidad universitaria no reacciona porque predomina la endogamia.
Es inquietante lo que publica el "Diario.es": "El profesor plagiado es miembro del Comité Asesor Internacional de ese mismo Anuario de Historia de Derecho Español que el rector dirige. Y lo más sorprendente, el plagiado es el coordinador del libro del monasterio de Burgos donde el rector publica el artículo plagiado. Es decir, Rafael Sánchez ha coordinado el libro de su propio plagio". Lo dicho, chapoteando en el fango.
Conviene también recordar que el rector que antecedió al actual, Fernando Suárez, también plagió artículos académicos y la tesis doctoral de una alumna; que el profesor del Máster "cursado" por la presidenta de Madrid (los alumnos no la recuerdan asistiendo a clases), Pablo Chico, fue colocado por el PP en el ayuntamiento de Pozuelo; que el profesor Enrique Álvarez Conde, supuesto director del máster, ocupó la dirección general del INAP (Instituto Nacional de Administraciones Públicas), siendo el ministro del ramo Mariano Rajoy y presidente de Gobierno José María Aznar. ¿Alguien da más? Lo dicho, chapoteando en el fango.
Mientras tanto, profesores que se levantan por las mañanas con el único objetivo de hacer bien su trabajo académico y de investigación (aunque sea con la nariz tapada), sufren las consecuencias de la falta de medios, de trabas burocráticas y el ninguneo de quienes tienen el poder en la Universidad. Entre ellos sobreviven o malviven los nuevos "proletarios" del mundo universitario, los profesores asociados. ¿Cabe mayor ejercicio de corrupción, que el mantener el 30/40% de la actividad académica sobre los hombros de hombres y mujeres que cobran lo mismo que una pensión no contributiva?
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