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Mineros y Pensiones

28 de Marzo del 2018 - José Viñas García (OVIEDO)

¿Cuántos se convierten en toreros y hacen grandes faenas a toro pasado? ¿Cuantos meten goles por la escuadra sin haber jugado al futbol en su vida? ¿Cuantos se convierten en verdaderos entendidos de todo cuando el daño está consumado? Y cuantos critican las prejubilaciones y jubilaciones de los mineros sin haber entrado en la mina ni un solo segundo.

La mina no es, no era, como se piensan algunos como el túnel del Negrón. La mina era sobretodo miedo, mucho miedo, noches sin dormir por saber dónde tendrías que estar a la mañana siguiente bajo rocas enormes en equilibrio sobre tu cabeza, eran toneladas de carbón que tenías que frenar para que no te sepultaran, eran estrecheces donde tenías que desarrollar siete horas de duro trabajo donde la claustrofobia hacía estragos. Era mantener entre las manos un martillo picador que pesaba lo que no imaginas. Era grisú y otros gases, derrabes, techos que amenazaban aplastarte, muros que se deslizan y solo el posteo de esos ebanistas del hachu hacían posible lo inverosímil, era polvo, oscuridad, humedad, frio agua, calor, ruido y esfuerzo, mucho esfuerzo. No se imaginan tener que estar picando, barrenando, desencolando, posteando una jornada completa, donde no se veía más allá de un metro de distancia golpeándote el polvo en suspensión en los ojos como balines disparados con más de cien metros de caída libre bajo tus pies. El agua cargada de barro arrollándote por la espalda hasta los calcetines, el carbón que estaba duro como la piedra o blando que sin avisarte te sepultaría con toneladas de carbón y costeros amenazantes. La mina eran mampostas como postes de la luz, frenos, longarinas, tijeras, relleno y tira, una simple tira con mampostas, bastidores y cortadillos mojados que en muchos casos pesaban cerca de los cien kilos, que se te escurrían de las manos a pesar de romperte la camisa por aprisionarlos contra el pecho para dárselo al que está más abajo para que éste a su vez lo pase al siguiente sin que se le suelte a ninguno y matara a todos los que están por debajo. Después de ese día, hay que volver al siguiente y al otro. La mina siempre tiene guardados traicioneros amigos del alma que todo minero va conociendo rápidamente por la cuenta que le tiene y que para defenderse solo tiene en mente la seguridad suya y de sus compañeros ante todo.

En la mina toda seguridad era poca, más teniendo en cuenta que antes, casi todos los trabajos eran a destajo (tanto hacías, tanto ganabas) lo cual, la mente del minero disponía de dos contradicciones en cada segundo: miedo y pan para sus hijos; ese pan que se cobró muchas vidas, pero también muchos accidentes, amputaciones y enfermedades profesionales que solo el minero sabe llevar como nadie sin que los demás aprecien que la romería está por dentro. En la mina no hay valientes, solo hombres dispuestos a vencer el miedo porque en efecto los sueldos, cotizaciones y luego las pensiones serían mejores que en otros trabajos digamos más factibles de sobrellevar.

Ahora va Montoro, Rajoy y Riverita (que primero decían no había dinero para nada) y le suben las pensiones (que así tienen que hacer porque nadie puede subsistir con miserias) las pensiones a quien no cotizó jamás o a quien lo hizo en cuantías menores mientras otros que cotizaron en más cuantía por desarrollar trabajos de cualificación, penosos, insalubres y de máximo esfuerzo o bien porque era autónomo y en vez de cotizar el mínimo y guardarse el dinero cada mes, lo hacía con sacrificio para que el día de mañana (de hoy) le quedara una pensión mayor, pues van éstos, los mismos que cobran grandísimos sueldos que se suben el sueldo sin miramientos, y les suben el 0,25% y tal parece que lo están haciendo bien y que ya cumplieron ¡pues no señor!

Los mineros siempre fueron solidarios, gente en condiciones, paisanos en quien confiar, pero eso es uno y otro ser imbéciles.

Exigimos pensiones dignas para todos, incluidas las no contributivas, así como los sueldos de todos los trabajadores, los políticos bien que se sortean cargos bien remunerados, pero sobretodo pedimos respeto por quien cotizó más y tiene derecho a la subida del nivel de vida sin más.

Un abrazo a todos los mineros y a quienes cómo decía Maxi Rodríguez que cuando alguien le decía que solo trabajaban cuatro para mantener a los mineros prejubilados y jubilados, él les respondía: Ir a tomar por el culo tú y los otros tres.

No merece quien desmerece, solo quien lo merece.

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