Los "sin", negocio o salud
Ahora están muy en boga los productos "sin", sin calorías, sin azúcar, sin sal, sin gluten, sin lactosa, etc. o el ser vegano o vegetariano. Hay personas que no tienen problemas relacionados y se aferran al "sin" como si ello llevase implícito una mejora de salud. Dicen los expertos en medicina que las calorías son necesarias, al igual que lo es el azúcar y la sal, del mismo modo que el gluten o la lactosa. Si tengo diabetes debo tener cuidado con el azúcar, si soy hipertenso debo controlar la sal al máximo, si padezco obesidad las calorías ingeridas son muy importantes, si soy celíaco debería de prescindir de los alimentos con gluten, si tengo intolerancia a la lactosa tendré que evitarla. También recomiendan comer además de vegetales, pescado y carne.
Si uno es afortunado y no tiene prescripciones médicas ¿Porqué dejar de comer o tomar ciertos alimentos?, ¿Para vivir mejor y más? ¡Ojalá fuese así! Los médicos nos indican que nuestra dieta debe ser variada y equilibrada en alimentos y bebidas, sin prescindir de nada ni abusar de todo . Cada persona conoce, o debería conocer, lo que le conviene tomar y lo que le conviene dejar. Precisaré que manifiesto únicamente opiniones personales ya que carezco de formación médica alguna.
No se el porqué pero los productos "sin" generalmente son más caros que los que llamamos normales o básicos. Unas galletas sin azúcar cuestan más que las que llevan azúcar, una leche sin lactosa vale más que la leche normal con lactosa, los productos sin gluten son más caros que los que lo llevan, y así sucesivamente. Los fabricantes publicitan y recomiendan estos productos "sin" por su propio interés comercial más que preocupados por nuestra salud. La razón es bien sencilla y es que de estas gamas de productos con valor añadido, o quitado, obtienen un margen de beneficio muy superior al que manejan con los productos básicos o normales. Bajo esta premisa no es de extrañar que los supermercados amplíen las exposiciones de los productos "sin" para incitar al consumo, facturan más porque cuestan más y seguro que también porque su beneficio es superior.
Mi filosofía de la vida es vivirla y disfrutarla, una vida a lo ancho y no a lo largo, sin olvidarme de cuidar la salud. Ante de continuar manifestaré que respeto profundamente los deseos y criterios de todas las personas al respecto. La vida ancha la contemplo disfrutando de la vida a cada momento. La vida larga la escenifico sólo pensando en sobrevivir más. La vida a lo ancho es no estar continuamente realizando sacrificios y esfuerzos o pasando privaciones, sólo las prescritas. La vida a lo largo puede significar lo contrario, sólo pensando en no hacer aquello o no comer y beber lo otro, aunque no lo tenga prescrito. No cabe duda de que todos querríamos una vida ancha y larga, tal vez sea posible, no lo sé.
Hay muchas personas que recién jubilados comienzan a hacer deporte sin ton ni son. Si nunca ha hecho deporte regularmente nadie le recomendará que camine cuatro horas diarias, que corra una maratón o que pedalee la Vuelta España. También el deporte debe formar parte de nuestra vida a lo ancho, en la medida y frecuencia recomendada, y no a lo largo pensando que más deporte significa más vida. Como no tenemos fecha fija de caducidad no sabemos cuando nos tocará cambiar de barrio por lo que, vuelvo a repetir, es bueno vivir y disfrutar de la vida cada instante, con moderación en todo, pero "sin" abstinencia voluntaria y permanente en nada.
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