UNA MADRE
Apenas han transcurrido dos semanas desde la partida definitiva de mi hija.
Aún es muy difícil asimilar su ausencia, pensar que no escucharé más sus palabras, sus risas y sus llantos, sus pasos por la casa. Han sido tantas veces las que nos abrazamos, las que lloramos juntas y le di consuelo, y muchas las idas y venidas a consultas. Todos sabemos que va contra natura que los hijos precedan a los padres; no estamos preparados para ello.
Han sido más de cinco años desde el comienzo de su enfermedad y desde el primer momento mi hija fue tratada por excelentes profesionales a quienes estaré eternamente agradecida, por eso quiero hoy que se oiga públicamente mi voz de agradecimiento para todos ellos.
La lista sería interminable, pues durante esos años acudió en numerosas ocasiones y siempre recibió un trato exquisito.
Quiero agradecer al personal del HUCA: servicios de oncología, de psiquiatría, de enfermería, de radiología, a la unidad de quimio y transfusiones, así como al equipo de celadores y limpieza de la séptima planta prestos a colaborar en todo momento.
Mi gratitud para la cirujana Carmen Blanco que supo infundirle tranquilidad y confianza en aquellos primeros momentos.
Las oncólogas María Luque y María Muñiz, mis cómplices en tantas ocasiones, que demostraron una paciencia infinita y su faceta más humana, proporcionándonos sosiego en los momentos que más se necesitaba.
El doctor Marino Monte, psiquiatra de La Eria que además de sus tratamientos nos recibía siempre que acudíamos a pedir ayuda.
El doctor Esteban, neumólogo, por sus sabios consejos y todo su apoyo.
El doctor José Luis de la 7º planta que sólo con su expresiva mirada te reconfortaba y que la ayudó al final en sus más duros momentos.
Y el joven doctor Jorge que mostró gran delicadeza y madurez.
Dejo para el final el agradecimiento a la doctora María Antonia Álvarez, del ambulatorio de El Cristo, que fue una verdadera médica de familia.
Todos ellos nos apoyaron para lidiar con la terrible enfermedad, aunque al final mi hija perdiese la batalla.
Josefina Rodríguez Montes, madre de María José Gereduz
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

