Tiempo de excesos
Los tiempos de la Navidad, no hace falta decirlo, son tiempos de excesos en gastos, en especial los que afectan al estómago. Quien más quien menos, en este período que se nos antoja largo y cansado, se suele producir aumento de peso en la mayoría de las personas-comensales y, por el contrario, adelgaza la cartera por vía culinaria.
La historia de la humanidad atestigua que desde el bocado de Eva, la dicha del hombre depende de la comida. Según un proverbio chino, comer es uno de los cuatro objetivos de la vida, el hombre no ha sabido nunca cuáles son los otros tres. Lo que bien se puede afirmar es que no existe alegría humana con el estómago vacío. Nos atrevemos a señalar que el principal origen de las revoluciones en el mundo nace en el estómago. Antes de proporcionarle cultura a un pueblo, más sensato y estimulante entendemos que será ofrecerle los alimentos necesarios para su sustento. No obstante, no cabe duda de que la gastronomía también es cultura.
Ahora bien, dicho lo cual, debe advertirse que, para que la operación gastronómica constituya un placer, es muy aconsejable controlar, por supuesto, la calidad, y no excederse en la cantidad de los alimentos, comiendo lo necesario, no lo que sobre, y teniendo muy en cuenta que el exceso anula el placer. Lo que distingue al hombre inteligente de los animales es el modo de comer. Hemos de ser conscientes de que los placeres son pasajeros, como los bellos caminos, que suelen ser cortos.
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