Los míos y los tuyos
Yo creía, idealista de mi, que ya había un número considerable de ciudadanos variopintos educados en profundos valores democráticos. Pero constato que campan por sus rabiosos fueros intolerancias, animadversiones y encarnizadas disputas en debates públicos que a todos conciernen. Así no extraña que cierto neoliberalismo, de cruzada antichiringuitos, se cisque en los mecanismos de solidaridad, verdadera base del pacto social. Las feministas, también radicalizadas, tengan que defenderse de violencias y machismos estructurales. Los asalariados de todo tipo pierdan derechos y sean tratados como mercancía fungible y los audaces emprendedores y élites, no considerados suficientemente como generadores de iniciativas y riqueza, como filántropos. Las agraviadas masas braman y enarbolan sus pancartas, avasallando y queriendo hacer efectivo su pensamiento mágico. Fernández Marugán, Defensor del Pueblo, aboga ya por soluciones redistributivas del crecimiento. Así no hay quien viva. Cada vez padecemos sociedades más atomizadas por egoísmos, cerrazones individuales y grupales, crispación y falta de entendimiento civilizado. El pluralismo es fundante, un principio constitutivo de las democracias avanzadas, pero bien llevado. En el fondo, todos somos uno, a pesar del reduccionismo facilón que hace de la complejidad de las personas, las situaciones y demandas, grotescos espantajos o dianas de estigmas. Las lenguas usadas, cuanto más ricas y amplias, más nos harán expandir los límites del pensamiento. El español es lengua común, rutilante herramienta comunicativa y define a la región asturiana, sin resquicio de dudas. Sin omitir las cotidianas notas locales que ponen la lengua asturiana y la fala eonaviega de modo arraigado. Tanto una realidad histórica inveterada como ser punta de lanza en algo deberían definimos de modo salomónico. Comprendo ciertos miedos poco inocentes y exagerados pero es triste a veces verse reflejados como comunidad en proyectos fallidos y enfrentamientos. Hay un sector de los asturianos que querría ver su forma de hablar autóctona como una lengua española oficial más. Sin menoscabo o desdoro de una cosmovisión muchísimo más abierta que las lindes de la verde tierrina.
La lengua asturiana cuenta con una investigación filológica de primera, gran corpus léxico y vitales cantares con gaita, grupos folk, valiosos artistas y escritores de vanguardia, compatibles con un bucolismo más tradicional. No torguemos lo que nos fizo y fai ser como somos. Como tú yes.
Una felicitación a los medios de comunicación asturianos, que vertebran la prestosa identidad regional. Que los desencuentros no surjan de la absoluta ignorancia de los otros, menospreciados y negados. Porque existen muchas claves para interpretar Asturias y España.
José Luis López Tamargo, Oviedo
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