Retirar la euroorden
Nuestra democracia carece de lo esencial: cargos que se dediquen en cuerpo y alma a los demás. No a ellos mismos como nos toca padecer, sin que nadie remedie esta siembra de políticos repartidos por todos lados viviendo de autónomos en apuros, pequeños empresarios que las pasan canutas, trabajadores, pensionistas con salarios, empleo y pensiones de miseria.
Luego se escandalizan que una parte de España, la que mejor vive, quiera separase por puro egoísmo. Son esos mismos políticos que sólo miran para ellos, cuando la tarta es mayor, se les van los ojos a ella, pretendiendo zampársela solitos sin repartirla con el resto. Se saltan leyes, Constitución y estatutos, las normas que entre todos nos marcamos y que todos cumplimos a rajatabla. Pues ellos, los resabidos políticos catalanes salidos de una casta de privilegiados y malcriados, jugaron durante años y siguen haciéndolo con todos nosotros sin que PP, Ciudadanos y PSOE hagan algo por no dejar solos a la jueza Lamela y al juez Llarena, que se encontrarán con un marrón de cuidado cuando se pasee el cabecilla de la banda independentista libre como un pajarito de los delitos por los que sus segundones están encarcelados.
¡Ya está bien! La justicia española no puede permitir que un juez regional alemán marque el camino y juzgue a nuestros tribunales. Hagan lo tengan que hacer, retiren la euroorden, pero este sujeto no puede aparecer por España y no poder juzgarlo por lo mismo que sus compañeros y subalternos están encerrados.
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