El máster de Cifuentes
En relación al tan traído en estos días tema del máster de Cristina Cifuentes, quisiera expresar desde esta sección de Cartas al Director de LA NUEVA ESPAÑA, si se me permite, que si yo fuera madrileño (y aun como español en general así también lo hago) me centraría mucho más en la gestión política de Cifuentes en sus cargos, sobre todo en el actual, que es el que ahora interesa, como presidenta de la comunidad autónoma. Cuál ha sido su gestión, su limpieza en esta gestión, sus criterios, su eficacia. Y cuál sería la de cualquiera de sus posibles recambios, tanto de su propio partido como de los demás, viendo lo que se ve por todos sitios. Lo del máster me parece anecdótico, inocente, rebañar de una anécdota que parece indicar que en lo fundamental no encuentran dónde atacarla. ¡Bien! ¿Que si ha hecho hasta el más mínimo detalle en todos sus pasos, todos los pasos necesarios para obtener un título de máster en gestión autonómica, un oscuro curso en una Universidad de bajo perfil o si le ha faltado algún requisito? Pero vamos a ver, el máster en gestión autonómica, y el doctorado cum laude lo está haciendo al frente de la autonomía de Madrid, junto a todos sus colaboradores en esta tarea. Que le den un título que la Universidad expide a un conjunto de alumnos posadolescentes, la mayor parte de los cuales sin capacidad ninguna para gestión de autonomías ni para nada en la vida, por pura inexperiencia, porque han seguido al pie de la letra unos pasos a los que a Cifuentes le ha faltado alguno, me parece que no invalida a Cifuentes para recibir un título de este tipo. Estoy seguro de que, de hecho, a estas alturas de su experiencia en todos sus cargos, y especialmente en este último, en un máster sobre gestión autonómica Cifuentes tendría mucho que enseñar, desde al mismo director del curso como a todos y cada uno de los profesores que en él han divagado. Por tanto, que lo haya obtenido no me parece de una gravedad escandalosa como algunos quieren hacérnoslo ver con tanta estridencia. Lo que me parece más grave es la gestión descarada de lo público bajo su responsabilidad que en el ejercicio de sus cargos hacen tantos políticos, de los más variados partidos, más que nada por las consecuencias sobre lo público y nuestras vidas y futuro, de esas gestiones indecentes, indecentes sea por corrupción económica, contra el Código Penal, por clientelismo o por pura incompetencia e incluso estupidez, que es otra forma de corrupción incluso de consecuencias más graves.
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