Aceras irredentas
Tras varios años soportando las exageradamente estrechas aceras en ciertos tramos de la calle Santa Apolonia, el Ayuntamiento de Avilés ha, al fin, actuado y ensanchado (además de haber cambiado por otras baldosas más grandes) sus aceras. Esta vía es una de las más transitadas por vehículos de toda la ciudad, aunque no por peatones: por ella pasan, además, varias líneas de bus; el Ayuntamiento no ha tenido en cuenta esto para realizar las obras, y ahora seremos los avilesinos, una vez más, quienes pagaremos las consecuencias.
Me explicaré: si bien el ensanche de las aceras era necesario en un tramo concreto que recorre casi todo Villalegre (el lado izquierdo conduciendo hacia Avilés) y me sentí agradecido hacia el Ayuntamiento cuando observé que se disponía a ampliar el espacio, ya que los peatones debían bajarse constantemente de la acera cuando venía otro de frente, creo firmemente que está cometiendo un craso error al crear aceras el triple de anchas y dejar el espacio justo para que circulen turismos por la carretera. Es evidente que, o bien el Ayuntamiento tiene en sus manos estadísticas equívocas que indican que la mayoría de habitantes de Villalegre y El Pozón padecen de sobrepeso, o bien querían demostrar que son capaces de cometer chapuzas aún mayores que la decisión de trasladar la Excelentísima Marquesina de La Rocica a la calle Monte Viso de Llaranes, que ya he criticado en otra carta escrita en octubre del año pasado.
Es tal ahora el estrecho de la carretera de la calle Santa Apolonia que apenas unos centímetros separan a los buses de los turismos, y no les quiero contar si coinciden dos buses en algunos tramos donde antes eran los peatones los que agonizaban. Por otra parte, es tal el ancho actual de las aceras que algunos viandantes aprovechan para ir en bicicleta por ellas.
Hace unos días fui testigo de cómo se armaba un escándalo en Villalegre, frente a una conocida confitería ubicada en la calle Santa Apolonia, cuando un conductor detenía su vehículo, activaba los intermitentes y se disponía a bajar para recoger un pedido en dicha confitería. Esto, aunque no sea correcto, ocurría ocasionalmente, pero gracias a las macroaceras impuestas por el Ayuntamiento, es totalmente imposible que la circulación continúe si hay un solo turismo detenido, mientras que antes no había ningún problema dado que todos los vehículos tenían espacio de sobra.
La calle Santa Apolonia no es la única afectada por el nefasto servicio del Ayuntamiento; la calle Rafael Suárez, también en Villalegre, que está conectada con Santa Apolonia y lleva a la estación de tren, ha sido también víctima de las obras: al ampliarse la acera ligeramente en un tramo, estrechando el paso de peatones sin motivo aparente, la calle ha dejado de ser recta, porque la continuidad se rompe cuando desemboca en la calle Santa Apolonia, y ahora es más complicado maniobrar y acceder a la calle si más de un vehículo pasa por ella.
Solo espero que el tan deseado asfaltado de la calle Santa Apolonia llegue lo antes posible, porque tras estos hechos, que solo puedo calificar de atrocidades, además del espectacular derroche que se dará para salvar el ya mentado mamotreto de hormigón de La Rocica, parece más complicado que nunca encontrar algún motivo por el que felicitar al gobierno municipal.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

