Duro golpe a la España democrática
Si Carles Puigdemont, al tiempo que se pasaba por el arco del triunfo la Constitución española, hubiera prendido fuego al Parlament catalán, no habría discrepancias sobre si hubo o no un delito de rebelión.
Por supuesto, no hay más remedio que respetar la decisión judicial por muy perjudicial que ésta sea para la credibilidad de España, como tampoco hay otra que respetar al juez Pablo Llarena por cuanto que no les guste ni convenga a los separatistas y, asimismo, por mucho que sus planteamientos difieran de los que han llevado a cabo los magistrado alemanes.
El varapalo que Alemania ha dado a España negándose a entregar al expresidente Puigdemont, máximo responsable del “procés”, por un delito de rebelión tendrá consecuencias inmediatas para esta causa. Evitará, de mano, que el líder independentista pueda ser inhabilitado en su procesamiento; además deja en entredicho que haya en estos momentos nueve promotores del proceso independentista en prisión preventiva por dicha infracción cuando el cabecilla se va a librar del mismo.
Esto viene a demostrar que Europa dista mucho de ser un nexo compacto de naciones bien compenetradas, porque en una verdadera Unión Europea, el primer supuesto es que todos los países miembros son estados estrictamente democráticos. España, no hace falta resaltarlo, es un país de libertades y está perfectamente capacitada para juzgar, encarcelar, condenar y absolver a cualquier ciudadano o delincuente cuyo paso por los Juzgados sea pertinente.
Pero estamos en una UE en la que un juez alemán puede imponer su criterio a uno español y decidir por lo que España puede o no juzgar a alguien. Un incordio difícil de entender para la mayor parte de los ciudadanos y muy propio de la desunión europea que vivimos.
La resistencia “pacífica” que hemos venido padeciendo desde hace largos meses por esa circunstancia se va a intensificar y se va a convertir en un mayor hostigamiento. Y en el otro lado, en el lado de los defensores de la Constitución y de la unidad de España, lo que se va a incrementar es el profundo desamparo y tristeza que ha provocado este golpe.
Finalmente, buen número de españoles van a empezar a dar la espalda a aquella Europa de la que durante mucho tiempo hemos esperado tanto.
Amargura, desamparo, pesar, desilusión, mucha desilusión. Es cuanto, de momento, podemos añadir.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo