Fito, aun así
Con una gran ilusión llegó pasado 17 de marzo, tan esperado por mí, para poder presenciar el concierto de “Fito y los Fitipaldis”, llevaba mucho tiempo con las entradas en los bolsillos, pues era una ilusión que tenía hacía tiempo, después de quedar sorprendido por la notificación de los organizadores de que, debido a la fuerte demanda de localidades, se disponían a realizar un concierto más, el viernes día 16, consiguiendo también ese día un lleno total en el Palacio de los Deportes de Gijón, pues por sus palabras Asturias merecía ese segundo día de concierto.
El día no comienza nada bien. El tiempo invernal y la gran tromba de agua que caía tampoco animaban mucho, pero ahí entraba la ilusión de disfrutar de ese grandioso espectáculo. Sus puertas se abren hacia las 8 de la tarde para que las gentes se fuesen acomodando en los sitios que ellos viesen más adecuados dentro de las posibilidades de sus entradas. Mi entrada, grada sentado, la sitúo a la izquierda del escenario, desde donde poder ver, oír y disfrutar de sus canciones. A las nueve de la noche aparece en el escenario un artista que hace de telonero llamado Muchachito, para dar ambiente y arrancar con el programa. En esos momentos delante de mí se sienta una joven pareja, de unos 30-35 años, con una acompañante más, el joven por cierto de una elevada estatura. Empieza, la actuación del telonero y los tres jóvenes comienzan a beber cerveza, fumar cigarros y otras cosas que no son cigarros de tabaco, con unas familias con niños dos filas más abajo. Comienzan a levantarse para bailar y sobre todo el joven con su elevada estatura nos deja sin ver al telonero durante su actuación. En esos momentos a su lado llega para sentarse una pareja de unos 50 años, aunque por sus formas de vestir son de los típicos que se resisten a envejecer.
Después de pensármelo mucho, y con toda la educación del mundo, le comento al joven que si se va a pasar todo el concierto así y que para que pueda disfrutar más del momento baje a la cancha para poder saltar y fumar, pues eso sería lo que yo haría de ser él. Su contestación es que no le fastidie el concierto, y lo más descomunal es que la pareja a su lado le apoya, diciendo que el concierto y desde esas localidades es para saltar y disfrutar. Con estas contestaciones me callo la boca, para que las cosas no vayan a mayores e intento ver el escenario cada vez que se sientan y mientras tanto disfrutar todo lo que podía por las pantallas a mi izquierda. Durante la primera mitad del concierto el joven sigue con sus cervezas y sus “porros”. En varias ocasiones va al baño y cae por las escaleras. Ya no les empieza a prestar el concierto, mientras tanto la otra pareja disfruta de todo, eso sí haciéndose “selfies”, el señor grabando todo el espectáculo y sacándole fotografías a su esposa, para poder ponerlas en las redes sociales. El joven termina por tener que estar sentado pues ya no aguanta de pie y en varias ocasiones me pide disculpas. Yo le comento que no pasa nada.
Muy señores míos, desearía que leyesen esta carta y que fríamente tomaran un poco de conciencia, los ciegos, los inválidos o los que por devaneos de la vida no podemos estar de pie durante todo el concierto sabemos disfrutar tanto o más que ustedes de la música, pues se lo acabo de demostrar, pues ir a un concierto para terminar “pedo perdido” o bien para que en las redes sociales nos vean, con nuestros modelitos, no es disfrutar de la música. Fito, me has hecho vibrar, me has hecho aplaudir, me has hecho disfrutar aun desde el asiento de una grada, gracias.
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