Carta a la Señora Consejera de Cultura del Principado
Señora Mercedes Álvarez González:
En primer lugar quiero pedirle disculpas por la manera poco elegante que he adoptado dirigiéndome a usted de esta forma tal vez indecorosa, ya que no nos conocemos personalmente, pero no veo mejor manera de hacerle llegar mi descontento y manifestarle mi estupor y disgusto por lo que considero una tropelía y un absoluto desatino.
Me refiero a la destitución de D. José Naveiras Escanlar, más conocido como Pepe el ferreiro, de su cargo como Director del Museo de Grandas de Salime, museo que como usted sabrá fundó, y al que se le debe en gran medida todo su posterior desarrollo.
Le invito a que lea las numerosas cartas de apoyo recibidas en la prensa estos días, colgadas en blogs o hechas públicas a través de diferentes medios, la solidaridad de asociaciones, museos y entidades culturales de todo pelo y raigambre y que superan el ámbito asturiano. Son la viva expresión de ese apoyo y respeto de parroquianos y foráneos, de propios y ajenos, mujeres y hombres; jóvenes y otros no tan jóvenes que cómo yo, ya peinan las canas de la senectud.
Si tiene ud. Tiempo y las puede leer detenidamente, aún desconociendo la labor ingente que durante tantos años ha desarrollado don José Naveiras, descubrirá la empresa de un hombre que no se ha limitado al acopio coleccionista de piezas, descubrirá la empresa de una vida en la que se ha puesto amor y cariño, esos sentimientos, o si lo prefiere, esas energías, con las que hoy tan raramente se acometen los proyectos públicos y de las que Pepe se valió para dar a luz a un museo vivo del que ya han disfrutado miles y miles de personas, preservando así, y divulgando el patrimonio cultural asturiano. Créame si le digo que todo ese amor, que todo ese cariño por la cultura de su pueblo y por su gente, le están siendo hoy reintegrados, Y con intereses.
No ha sido el caso de las instituciones públicas. Sinceramente creo que éstas, encarnadas en el Ayuntamiento de Grandas y en el Gobierno del que usted forma parte, no han estado a la altura de las circunstancias pagando con el oprobio y la maledicencia a un hombre que ha entregado su vida a la causa de la Cultura y de su pueblo cuando se encuentra ya próximo a la jubilación.
Albergo la esperanza de que aún anide la sensatez en los servidores públicos que han tratado de esta manera al pueblo y a lo que el pueblo significa en la persona de don José Naveiras Escanlar y abandonen una postura que les hace acreedores de la ignominia en un enroque inmovilista que solamente les conduce a perseverar en el error. Aún están a tiempo de rectificar.
Usted como Consejera de Cultura seguro que leyó alguna vez esa novela del Ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, le recuerdo entonces ahora unas palabras salidas de la boca del caballero de la triste figura:
"De gente bien nacida es agradecer los beneficios que reciben, y uno de los pecados que más a Dios ofenden es la ingratitud".
Si existe Dios espero que le dé la suficiente luz para que pueda ver esta injusticia, y el coraje suficiente para poder repararla.
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