Museo arqueolugónico, o el pueblo roto y la atención municipal
Llevo viviendo en Lugones muchos años y he sido testigo directo de cómo el pueblo ha ido creciendo, tanto en población como en edificios, recaudando más IBI que nunca. La cuestión es ¿qué se hace con ese IBI?
Puesto que apoyo el comercio local, es muy frecuente que baje casi a diario, después de trabajar, a hacer la compra y los recados. Algo tan simple como esto se convierte en deporte de riesgo cuando llueve. La parte positiva de esto es que te puedes ahorrar la ducha de ese día. Y es que no hay una sola calle en Lugones donde las baldosas no estén rotas y se puedan pisar sin que salpiquen hasta el ombligo. Pero ni una. Lo recuerdo desde el instituto, la cosa no ha cambiado y salí de él hace ocho años. Calles como Santa Isabel, la avenida de Viella, Leopoldo Lugones (zona peatonal y del instituto), Federico García Lorca, Antonio Machado a la altura del Alimerka, los alrededores del mercadillo, del centro de salud... Cualquiera que vaya por allí tras haber llovido llegará a su casa sin saber de qué color eran sus pantalones y zapatos.
Como mi actitud no es la de quejarme y no hacer nada, decido poner una queja en el buzón telemático del Ayuntamiento, donde a su vez pido que se repinte la raya amarilla de mi calle, casi borrada, y que se señalice de manera lumínica el ceda el paso entre Leopoldo Lugones y Juan Uría Ríu, puesto que es frecuente que la gente se lo salte y un día va a haber un accidente en ese lugar, que es zona escolar. Con el tema de la raya amarilla llevo desde septiembre y me han llegado a pasar hasta con la sección de multas cuando llamo, que nada tiene que ver, porque no saben ya cómo escurrir el bulto. Finalmente, tras enviarlo todo por email a la Alcaldía, me dicen que ya se hará “cuando haya disponibilidad económica, dadas las múltiples necesidades que existen en el concejo y que la partida presupuestaria es limitada”.
Bien... Limitada... ¿Y para el parque para perros de otro pueblo de Siero, que costó más de 21.000 euros, sí que había dinero? ¿Es más importante que los perros estén a gusto o que alguien cuando camina por la calle no se moje hasta el tuétano? Porque ni siquiera para eso tiene suerte Lugones, dado que nuestro parque para perros fue (mucho) más barato y no tiene equipamiento alguno salvo un cerrojo y una papelera. En la otra localidad, que no es difícil adivinar, tienen más suerte, con columpios, bancos, fuente... Qué guay, oye. Que por cierto lo cuidan muchísimo, ya está todo hecho polvo (y se volverá a pagar el arreglo las veces que hagan falta). También hay dinero para hacer un centro polivalente de varios millones de euros sin que se sepa claramente qué función tendrá. De la carretera entre Lugones e Intu Asturias ni hablemos, porque a veces pienso que las trincheras no se hicieron sólo en El Cuetu.
Nada, que no tenemos derecho a no mojarnos y a no romper una rueda en un bache. Si te pasa eso, te aguantas.
Visto todo esto, me parece a mí que para que en Siero funcionen bien las cosas, o al menos no estén rotas, la petición tiene que venir de alguien cuyo código postal acabe en nueve... O de un perro.
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