Selectividad: absurda problemática
La Universidad es la institución imagen más real de una sociedad. Pero las universidades españolas se agobian en su propio bucle. Como en la paradoja de Zenón, buscan un inalcanzable punto para no sobrepasar el presente. El presente del: “Siempre se ha hecho así”. Y la tortuga siempre las adelanta.
Dentro de nada, los buenos profesores serán una IA en la red con: información, diálogo, evaluación continua y orientación personal hacia el itinerario más adecuado. Presencialmente serán más necesarios profesores orientadores y motivadores que de un saber específico. No porque se rechace el saber específico y la excelencia de un doctorado, sino porque eso es, al final, el final y principio del inicio profesional. La sociedad española ve y habla de exámenes finales cuando debería percibir que son exámenes iniciales de selección para la siguiente etapa. Trastrocar esta inercia es fundamental.
Tras acabar el Bachiller, los que quieran seguir estudiando tendrán que hacer la “selectividad” para ser evaluados. Los que no pasen determinada evaluación, podrán dirigirse al CFGS más adecuado o a la Formación dual del trabajo; los que sí la pasen, podrán acceder al “ciclo corto” de preparación para superar la prueba de ingreso en determinada Facultad o Escuela en la que desean cursar el grado o “primer ciclo”. El proceso de Bolonia (1999) habla de un “ciclo corto” del EEES. Ese “ciclo corto” podría ser la preparación para superar la prueba de ingreso o selección a una Facultad o Escuela determinada. Pero también el estar dentro de la Universidad pudiendo asistir a cursillos de materias hasta decidirse en qué graduarse oficialmente curso a curso. ¿Qué se debe exigir para acceder a la prueba de ingreso en una Facultad o Escuela?: Pasar la evaluación de la “selectividad” u obtener un título de un CFGS. Habrá 2, 3 o 4 convocatorias (según Escuela o Facultad) para pasar su prueba de ingreso oficial como alumno. Si se agotan, el alumno deberá buscarse otra Facultad o Escuela, o irse a otra Universidad. También, por libre, podría ir superando itinerarios formativos al asistir (previa selección específica y si hay plaza) a cursillos por materias: intensos, de corta duración y vespertinos. Vista así, la Universidad es una formación abierta a múltiples temáticas y personas, con el único compromiso del alumno a ser evaluado según sus ECTS (créditos) anuales. De esta forma, un alumno puede pasar años, con buenos resultados académicos, sin haber obtenido el ingreso oficial a una Facultad o Escuela para cursar oficialmente el grado curso a curso. O bien podría obtener el grado haciendo itinerarios formativos por materias (superando siempre la prueba específica de selección) en cursillos vespertinos. ¿Qué se exigirá para poder obtener el grado? Ser seleccionado para acceder a las materias y completar todas las materias del programa. Luego, como graduado, deberá seguir siendo seleccionado y ser contratado en una ocupación en Formación dual.
Los años de Universidad deben ser flexibles y creativos. Pero, por aquí, hemos olvidado el “ciclo corto”, el ser flexibles, el Marco Europeo de Cualificaciones EQF y... hasta al orientador de itinerarios formativos. Pensamos más en bloques de cursos que en itinerarios por materias por medio de cursillos intensos de duración corta con su riguroso examen inicial de selección para ocupar plaza.
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