¿Qué está pasando en Xixón Sí Puede / Podemos?

Servidor, como persona comprometida desde siempre con las ideas progresistas, y con una ya larga trayectoria vital que procuró y sigue procurando mantener una coherencia con las mismas, contempla lo que aparece estos días en la prensa local y escucha lo que le cuentan muchas personas que orbitan en torno a la política gijonesa. Y lo que se presenta delante no puede ser más lamentable.

Diré que yo era una de tantas personas que pensaban que la política local, asturiana y del conjunto del país estaba en un estancamiento insoportable por más tiempo, y que vio con ilusión el nacimiento de algo que representaba la posibilidad de una renovación radical que facilitara dejar atrás toda una serie de vicios poco homologables con otras democracias de nuestro entorno, que permitiera hacer avanzar al conjunto de la sociedad y especialmente a la clase trabajadora romper los constantes abusos a los que se nos somete en este país.

Aquello parecía que podía reflejarse en el movimiento 15-M, del cual cristalizaría después una organización política nueva, Podemos, parte integrante de Xixón Sí Puede. Sin embargo, yo, como persona con cierta experiencia, ya creí percibir algunos síntomas de que algo no funcionaba bien en aquella cosa naciente, que no voy a citar aquí por no ser demasiado prolijo. Por ello, por mis reservas, por edad y por falta de tiempo, limité mi participación a dar mi voto en varias convocatorias, voto muy pensado.

Llega Vistalegre 1 y los síntomas empeoran, y el remate es Vistalegre 2. Cuando en el momento fundacional se hacían una serie de críticas al sistema partidario vigente, sus carencias democráticas y el funcionamiento de los partidos existentes hasta el momento, en muy poco tiempo, apenas tres años, la decepción no puede ser mayor. Se decía en aquellos comienzos que los partidos tradicionales (los llamados “de la casta”) eran partidos piramidales, centralistas, verticales, plagados de decisiones autoritarias y burocráticas que descendían desde la cúpula dirigente hasta las bases, cuyo poder era casi nulo, más plebiscitario que decisorio. Pues bien, es ésta una descripción que hoy en día se ajusta como anillo al dedo a Podemos, por lo que se puede observar desde fuera y por lo que cuentan sus miembros. Y como consecuencia, dado que Podemos es la fuerza hegemónica en Xixón Sí Puede, lo mismo ocurre en esta candidatura municipal, producto de la suma de la formación morada, Equo, más toda la gente independiente que quiso.

En la actual crisis del grupo municipal, que sin duda también existe en el conjunto de la organización, el concejal Mario Fueyo carga las tintas contra una concejala díscola, achacando la actuación de la misma a electoralismo antes de tiempo. Y sin embargo olvida que varios días antes hubo una dura crítica (publicada en este mismo diario) por parte del representante de Equo en la Comisión de Coordinación de Xixón Sí Puede, Eduardo Campomanes, persona que, como perteneciente a otro partido político distinto, no tiene interés directo en ningún proceso electoral interno de Podemos. Esa misma dura crítica era corroborada días después por otros miembros de dicha Comisión de Coordinación, estos sí militantes de Podemos.

Muchas personas que como yo nos ilusionamos con la aparición de Podemos y tuvimos en un principio esperanzas de renovación del panorama político de este país vamos poco a poco cayendo en una tremenda decepción, puesto que de toda evidencia esta organización está cayendo en los mismos vicios que se criticaban por su parte en otros. La triste realidad es que la mayoría de los círculos, esa estructura de base que le insuflaba vida y fuerza al nuevo partido, están muertos, desaparecieron o quedaron reducidos a su mínima expresión, o tienen una lánguida existencia cuyo papel asignado parece ser el de corroborar aquellas cuestiones que les sean planteadas en plebiscito por los diferentes órganos de dirección, estatutarios o de facto, como parece ser el caso con el grupo municipal que nos ocupa.

Los principios que proclamaba Podemos en sus comienzos eran horizontalidad, participación, democracia directa, contra los partidos verticalistas donde la cúspide decide todo sin consultar... ¿No iba a llevar Podemos aire fresco a las instituciones? ¿O acaso el empoderamiento se refería a una élite interna?

Hay cosas que muchas personas progresistas que votamos a Podemos no conseguimos entender. Las actual y anterior corporaciones de Foro son un nefasto paréntesis que no termina nunca: nuestra ciudad está hecha una llaceria y puede verlo cualquiera que dé dos pasos por ella. Xixón Sí Puede está instalado en una posición institucionalista y posibilista donde a cambio de unas migajas Foro se mantiene en el poder. Si al menos los compromisos se cumplieran habría una mínima justificación, pero cualquiera que lea la prensa local observará que hasta por parte de XSP se denuncian los múltiples incumplimientos. Lo que el otro día se sometió a votación no son los proyectos acordados entre Foro y Xixón Sí Puede, son otra cosa. La contrapartida por ese cambio tan sorprendente son promesas escritas en el aire, como otras habidas en el pasado. Es muy correcta la apreciación de IU en la votación de los presupuestos, cuando dicen que no hay certeza del dinero que el Ayuntamiento podrá dedicar a tal o cual cosa. ¿Qué cara va a poner Mario Fueyo si finalmente, una vez más, Foro no cumple sus compromisos? ¿Y sobre esas cuestiones no tiene nada que decir el resto de Xixón Sí Puede, de Podemos, sus socios de Equo? ¿Se trata sólo de una concejala rebelde, de una tendencia crítica? ¿Y si esa tendencia queda en minoría en un proceso de primarias no por ello puede tener razón?

Tristemente, la realidad de Podemos en nuestra ciudad sigue la tendencia, con contadas excepciones, general en todo el país: un proceso de anquilosamiento, de pérdida de frescura y participación, una institucionalización en todos los sentidos, en el de convertirse en un engranaje más de la maquinaria institucional, pero también en el de la evolución hacia un modelo de organización como aquellas a las que pretendía superar. No se dan cuenta de que, por ejemplo, sin los círculos, unos círculos vivos, dinámicos, participativos, se carece de un mecanismo fundamental para extender el “colchón social” que permite la captación de los votos que hicieron posible que hoy estén donde están, aparte de toda la riqueza que pueden aportar a los debates internos y por lo tanto a la toma de decisiones. Espero muy sinceramente equivocarme, pero uno ya tiene su edad y su experiencia como para calcular lo negro del futuro que espera a esa organización si no corrige el rumbo actual.