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Micaela, el amor es el sentimiento más grande

23 de Abril del 2018 - José Antonio Flórez Lozano

“Una sola palabra nos libera de todo el peso y el dolor de la vida: esa palabra es amor”

Sófocles (c. 495-406 a. C.)

Micaela, una mujer de 85 años, me ha ayudado a entender más profundamente el sentimiento del amor. El amor, me comenta, es el sentimiento que más debemos cuidar y por eso, cada día, debemos preguntarnos “¿qué acto de cariño puedo hacer hoy por esta persona?”. En su conversación ágil y sincera, Micaela asegura que el amor es tiempo en suspensión y sentimientos de felicidad, al igual que la niña que contempla su nube mágica. La vida entonces tiene un sentido, y es el propio “amor” el que endulza todos nuestros actos, pensamientos y actividades de la vida diaria generando una preciosa armonía. La fuerza curativa más importante es aprender a amar, desterrar los miedos e incertidumbres. En el amor está la base de la felicidad. Hombres y mujeres mayores necesitan del amor por su dulzura como bálsamo y, en general, piensan que sin el amor la vida puede resultar vacía. No obstante, durante siglos, las personas que iniciaban una relación sentimental a edades tardías eran objeto de críticas y escarnio. Todavía hoy los mayores que se plantean la posibilidad de encontrar una pareja confiesan que una mala reacción de sus familiares y de su entorno es lo que más les frena. Por eso, la sociedad tiene que estar preparada para aceptar con naturalidad el amor y el matrimonio a ciertas edades, superando actitudes burlescas recogidas en el refranero como: “Viejo que bodas hace, requiescat in pace”. Pero el amor está ahí, independientemente de la edad, e implica una unión profunda que incluye afecto, cariño, confianza y respeto, aprecio, lealtad e íntimo conocimiento mutuo. Y por supuesto generosidad, mucha generosidad. El amor, en fin, es una de las fuerzas que mueven al mundo; está en nuestro interior y es universal; no existe ninguna cultura en la que no esté presente; es un fenómeno común a todos los humanos. Y además, como dice Dostoievski, “Quien ama no necesita ser feliz”.

EL AMOR ES EL SENTIMIENTO MÁS GRANDE

Asimismo, el amor produce en el cerebro hormonas endógenas que se liberan en la corteza cerebral; son las “drogas de la felicidad”.

Me recuerda Micaela: “El amor es el sentimiento más grande y bello entre un hombre y una mujer”. Ciertamente ennoblece al que lo siente y al que lo recibe; y también es cierto que no siempre es correspondido, pero inexorablemente no lo hace menos hermoso. En las personas mayores, puede ser un estado emocional integrado por una confusión de sentimientos, como ternura y sexualidad, júbilo y dolor, ansiedad y descanso, altruismo y celos, entrega y decepción. Micaela me recuerda que en su soledad ha encontrado el amor, que es lo mismo que la propia vida. Se siente feliz porque está poseída de una emoción que nutre y favorece su desarrollo personal. Incluso puede haber pasión ante sus ojos ávidos porque sigue amando. Sabe que la magia del amor existe y que el cariño sincero con el que se miran y se sonríen resulta enternecedor. “Una sola palabra comprende toda mi felicidad”, me decía Micaela, “y es el amor”. En efecto, el amor nos inunda de emociones positivas que influyen en la ritmicidad del corazón y, en general, en todas las funciones implícitas a la corteza cerebral. Asimismo, se refuerza el sistema inmune, protegiendo la capacidad de regenerar los trescientos billones de células que cambiamos cada 24 horas. Además, el amor alivia el dolor físico; es una emoción muy poderosa. Como decía Delmira Agustini, poetisa uruguaya nacida en Montevideo en 1886, “el amor es la vida”: “yo no quiero más vida que tu vida / déjame bajo el cielo de tu alma / en la cálida tierra de tu cuerpo”.

SIN AMOR NO HAY ESPERANZA

El amor en estos términos no tiene condicionantes ni límites expresos; se extiende en el gran horizonte de la vida; es temperamento, sensualidad, lirismo, melancolía, apasionamiento, sinceridad, mundo interior, trascendencia, metafísica, evasión, espiritualidad, eclosión de los sentidos, llamada ardiente, silencio. También es deseo, y los deseos son como las mariposas, luminosos, hermosos y volátiles... Dice Micaela, “No desear y no amar es claudicar”. El deseo es el motor de la vida y el amor el combustible más eficaz. Hay que desear lo que razonablemente podemos obtener y abarcar; disfrutar del hoy y del “aquí y ahora”, de los pequeños gozos. Desear lo que uno tiene. Y desear es vivir, dice Micaela... Sin duda, la ausencia de esta ternura y de ese amor es causa de apatía y de la pérdida de la salud. Entonces se dispara el envejecimiento patológico, se endurecen los sistemas psicológicos de autodefensa, aparecen conductas rocosas de enfrentamientos, irritabilidad y agresividad. Cuando no existe el amor, el abismo se ahonda y el aislamiento se enquista; son ancianos invisibles abandonados a sí mismos, en los que podemos observar un gran deterioro físico y psíquico y que tienen un denominador común, cual es la pérdida de ilusiones y de esperanza. Ella sigue emocionándose día tras día, año tras año. Seis hijos, mucho trabajo dentro y fuera de casa y muchos contratiempos, pero siente que su amor sigue creciendo a cada momento, haciéndose más fuerte si cabe. En ella entiendo las palabras de Balzac: “Puede uno amar sin ser feliz, puede uno ser feliz sin amar; pero amar y ser feliz es algo prodigioso”. Y prodigiosos les veo a ellos, con una inmensa paz, pacientes el uno con el otro, regalándose detalles, pensando en cómo complacerse. Son únicos, porque quienes viven en pareja y con un amor duradero y feliz se están convirtiendo en una especie en extinción. De hecho, según el Instituto Nacional de Estadística, el 52 por ciento de los matrimonios en España no alcanza los diez años de duración.

POR ENCIMA DE TODO VALORA LA VIDA

Sin amor, hay indiferencia, cansancio, desamor, tristeza, fatiga, hartazgo y necesidad imperiosa de recibir atención, afecto y consideración. Lamentablemente muchas personas se convierten en solitarias, tristes, estoicas, indignadas, ausentes, sumidas en la desesperanza, anónimas que, incluso, mueren solas y sin amor. Freud dijo apropiadamente: “Quien ama sufre, pero quien no ama enferma”. El amor nos arranca de un pasado maltrecho o de anhelos frustrados. Nos libera de una vida vacía de ilusiones, acciones y pretensiones. Una vida atrapada en nuestro propio cuerpo que es rescatada por el amor. Parafraseando a Albert Camus, la persona con esa inyección de amor está convencida de que “por encima de todo valora la vida”. Se ve y se nota continuamente en sus rostros y en sus gestos, pletóricos de cariño y afectividad. Por ello, necesitamos imperiosamente este medicamento del amor, del dar y recibir ternura, de cuidar y ser cuidados, porque todos somos muy frágiles, excesivamente vulnerables. Es fundamental el amor y la ternura para compensar nuestra pequeñez e indefensión.

Para Micaela, las caricias que recibe de su compañero son auténticos indicadores del amor. Las caricias, además, provocan una sensación placentera asociada a la liberación de endorfinas, es decir, neurotransmisores que producen el sistema nervioso central (SNC) para modular el dolor y que, asimismo, se liberan con las relaciones sexuales, generando en última instancia efectos prácticamente idénticos a los producidos por los opiáceos. El amor es maravilloso, permite aliviar el sufrimiento, ahogar las penas e inundar nuestros corazones de emociones positivas. Sin el amor no existimos, simplemente vegetamos, nos dejamos llevar por el curso de la vida, sin alimentarnos y disfrutar de la maravilla de nuestra existencia. El amor nos carga de emociones positivas, de transformación de nosotros mismos; nos suministra una extraordinaria fuerza, energía y determinación que nos empuja a la libertad, a la dignidad y, por supuesto, a la muerte, después de haber cerrado el ciclo vital de plenitud y felicidad. Así, con el amor no se muere, se vive plenamente abrazados a la vida. Con Micaela el amor no sólo dura toda la vida, sino que se prolonga más allá de la vida. Por eso, nos recuerda Micaela, si quieres ser feliz y longevo ¡cultiva el amor como el jardín de la vida!

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