Los misionados universitarios de estudios
Las universidades iniciales formaban estudiosos de doble identidad: por una parte, los encargados de transmitir conocimientos que hoy llamaríamos generalistas; por otra y en el evolucionar de las universidades, los implicados con la trasmisión de valores con espíritu y ética de globalización. El crecimiento de especialidades determinó además la disposición de fundaciones universitarias. Los encargados de realizar estas más específicas laicas funciones recayeron en catedráticos adscritos a especialidades y posteriormente a profesores universitarios genéricos, desde sus diversos grados. Las cualificaciones concedidas se agrupaban en las categorías de licenciados, doctores-ingenieros. Formados bajo el supuesto deseo para la docencia, investigación, profesionalización, desarrollo, innovación. El proceso de crecimiento social, económico y de desarrollo del bienestar está propiciando excesos en el crecimiento de las profesiones-titulaciones del entorno universitario, valoradas profesional y ocupacionalmente. La consecuencia de lo que sucintamente se quiere resaltar es que buena parte de formados universitarios pasen a integrar una agrupación que con toda cordialidad y mayor sentimiento calificaremos como “misionados universitarios del trabajo”. Deben moverse muy activamente hacia los espacios donde se realizan actividades de sus conocimientos. Está costando mucho admitir tal cada vez más amplia vírica y desconocida realidad, en la excesivamente virtual izada universidad y colateralmente universitarios actuales ¿actualizables?, en busca de su actualización personal.
¿Universidades de Oviedo? Buena parte de las universidades, incluida la muy afincada e histórica de Oviedo en Asturias, están pasando por circunstancias complejas. La Universidad de Oviedo, “la nuestra Universidad”, adjetivada sentimentalmente en algún momento, tiene ciertas conexiones lógicamente relacionadas con la docencia útil y utilizable, promocionada dentro de sus posibilidades regionales y nacionales y la ineludible necesidad de relacionarse globalmente para desarrollar el ¿exagerado? desiderátum propuesto para cualquier teoría universitaria, en cualquier sitio y circunstancia. Los más recientes vaivenes del crecimiento europeo y globalización del estudio y cultura conducen a la que se podría llamar “bolonización” –colonización circunstancial del estudio y estudiosos universitarios y ampliados títulos, campus y edificaciones; que requieren un tipo de gestión no prevista ni previsible para las premisas de estudiar lo que juzgue necesario y donde se quiera con derecho a retorno. Dados mis años de docente y ejercicio de la investigación y actividad profesional, que es un regalo de la providencia por encima de mérito personal, me encuentro con exalumnos dispersos en el amplio mundo de los saberes universitarios y con la por qué no… ¿nueva titulación? de “misionado universitario”; en los diversos recovecos de la globalidad simple y la que está ligada a países que tienen fuerza de gestión para afrontar y avanzar en alguno de los sueños del conocimiento universitario. La Universidad de Oviedo, como tantas otras y las hispánicas, debería recordar a tantos estudiosos y trabajadores misionados, además para mantener el nombre de las universidades de la España circunterrestre y ahora misionada mediando todos sus universitarios-titulados. A todos en los muy amplios geo-recodos del mundo de sus antecesores les quiero hacer llegar el título honorifico de “Misionado del Estudio”, sellado con un abrazo y ánimo para tiempos mejorables.
José Antonio Martínez-Álvarez es catedrático emérito de la Universidad de Oviedo
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