La ley de la caleya
Con más frecuencia en España los jueces tienen que lidiar con delitos de "manadas", manadas predispuestas entre ellos a rebajar la calidad humana y llegar a presumir de ser los machitos y energúmenos que entre todos construimos. Lo hacen contra mujeres, contra hombres, contra ancianos y contra sus padres, son nuestra cosecha.
Esta sociedad presume de libertades, derechos y protecciones del menor; que en su día también por legislar a golpe de suceso y aplicar leyes que daban derechos y no exigían a cambio obligaciones, con la colaboración estelar de los ineptos políticos que por encuestas y votos son capaces de vender a su propia madre, ya que legislaron en caliente dejándose llevar por el clamor de la masa y de colectivos que afloraban de la nada buscándose su propia gloria sin pudor, logrando ser tribunales callejeros y portavoces de gobiernos de baja identidad. Cómo decía Platón, "cuando una multitud ejerce la autoridad, es más cruel aún que los tiranos". En efecto, cuando la masa cree que domina a sus gobernantes, se convierte en un peligroso recurso para toda sociedad. Las masas muchas veces se mueven por instintos muy básicos, recopilan información sesgada, interesada o simplemente carente de argumentos y pruebas completas, se dejan llevar por la manipulación de colectivos que aprovechan la ocasión para sus propósitos. "La muchedumbre es juez despreciable", decía Cicerón. ¿Por qué si en España se juzgan decenas de casos al año de este calado no tienen esa misma repercusión de alarma social, donde los hechos probados y las penas también entran en contraposición entre defensa y acusación no dejando a ninguno contento? Es que la Justicia es así, debe actuar así, sin tener en cuenta la masa enaltecida, sin hacer caso de colectivos recalcitrantes que respiran misandria por los poros y con total independencia y asonancia ideológica y religiosa; no dejándose llevar por sentimentalismos y emociones exteriores que pudieran manipular la causa y perjudicar alguna de las partes implicadas. Una presentadora, haciendo uso de una profesionalidad a la altura de los hechos (barriobajeros), le decía al abogado de la víctima que, si a una de sus hijas le pasara lo mismo, qué diría. Como ven, demagogia barata de profesional barato. A lo que el abogado, con buen criterio, respondió: “si usted tuviera hijos y le dijeran que no hicieron lo que se les acusa ¿qué diría entonces?”.
Es cierto que todo lleva a pensar que son unos energúmenos de cuidado, pero ¡ojo! Si usamos la libertad de expresión para otro tipo de amenazas en letras de canciones, foros o mensajes de móvil, para no acusar de delitos a estos; no lo hagamos con estos sujetos. Los mensajes entre ellos les delatan, les predispone a lo que hicieron, pero del mismo modo que a la víctima no se le puede juzgar por su pasado o por lo que decía antaño ¡no lo hagamos con estos machitos de nuestra propia cosecha! La víctima, le hicieron un seguimiento y la defensa de los agresores sexuales o violadores solo usó una foto donde tenía escrito un lema la chica "hagas lo que hagas, quítate las bragas". Cómo ven, ningún juez puede dejarse llevar, influenciar por este lema, pues cuidadito de usar antecedentes para otros.
Entre abuso, agresión y violación, nuestro Código penal tiene posibilidades de diferenciarlos si tienen los jueces las pruebas probatorias con la suficiente claridad, con el añadido de las declaraciones de las partes implicadas y con ello llegar a resoluciones que nada tienen que ver con el veredicto social, ese que manejan algunos alentando masas sin más pruebas que la alarma general construida en base a un colectivo feminista y una sociedad machista residual. Todas las relaciones sexuales sin violencia añadida, consentida o no, con intimidación o no, sea uno o cinco lo sujetos en cuestión, tienen ese carácter digamos de puritanismo colectivo que embarga a la sociedad podrida al leer y ver las descripciones de las pruebas que aportan en la sentencia los jueces, una por cierto es jueza. Meter y sacar, gemir y llorar, callar o gritar, cerrar o abrir los ojos, con ropa o sin ella, en grupo o pareja, etc., por no ser más explícito y escandalizar aún más a esta sociedad cargada de hipocresía y apariencia, todo eso tiene que ver con este tipo de relaciones carnales, aunque fueran caseras, formales y cómo mandan los cánones a la hora de poder expresarlas a los demás. Por eso, los jueces lo son, su clarividencia y saber lo aplican y se pueden equivocar, para eso existen los recursos, por eso, querer dar respuesta en la calle es simplemente de resentidos y osados tribunales justicieros, antaño llevaban a la hoguera sin más a quien creían culpables los verdugos de la masa perdiguera.
Toda violencia debe ser condenable, y si estamos en un estado de derecho, creer en la Justicia y su independencia. Pero no, salen nuestros políticos los primeros a alentar masas, a dejar serias sospechas sobre la capacidad de unos jueces y demostrarnos que quieren seguir manipulando la Justicia, no creen en su independencia. Son los mismos que luego llevan a víctimas al parlamento, los mismos que cantan "el novio de la muerte", los mismos que legislan en caliente (algo que, jamás, jamás un político debiera de hacer) y los mismos que manipulan las masas y se dejan legislar por ellas, sacando leyes tan discriminatorias como la de violencia de género, donde deja a los hombres indefensos ante acusaciones falsas. Qué decir de todas las demás en defensa del menor, donde dejaron a padres y profesores de meros comparsas y sólo libres de criar caprichitos de verano por no poder castigar y corregir comportamientos de potrillos salvajes que luego, cuando mayores, se convertirán en perfectos energúmenos violentos y violadores, además de incapaces por sí mismos, por criarlos en la más absoluta comodidad; por eso buscan unirse en manadas. Lo de Podemos es de traca barata, se apuntan a todo, qué poca personalidad y responsabilidad la de estos niñatos que representan a una parte del poder legislativo.
Crear leyes y penas a la carta para todo y todos es pensar que somos infalibles y convertirnos en verdugos de nuestra propia conclusión sin necesidad de estudiar derecho ¡para qué! Ya están las feministas recalcitrantes y cargadas de androfobia liderando toda manada dispuesta a aceptar que todo hombre es sinónimo de violador y violento. Ustedes tienen la ley, muéstrense tan dispuestas a confiar en ella en vez de querer ser amazonas y verdugas, de apropiarse de un dolor y sentimiento que todos (hombres y mujeres sentimos) cuando ocurren agresiones de todo tipo. Que paguen los culpables, no el género.
José Viñas García, Villamiana (Oviedo)
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