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Los zapatos de Iván

9 de Mayo del 2018 - Laura Collado Fernández (Oviedo)

Iván es un niño de 13 años, algo tímido, al que le encanta jugar, correr... ¡vamos como cualquier niño de su edad!.

Se divierte mucho jugando con su hermana Yara, aunque, a veces, se cansa un poco de ella, porque no para de recordarle las cosas y de meterle prisa para que termine sus tareas. Y es que el cerebro de Iván va tan rápido, que mientras está realizando una tarea, se pone a pensar en otra y otra y otra, sin haber terminado la primera, con lo cual se le olvidan las instrucciones de las primeras y no le da tiempo a terminar ninguna.

Pero Iván realiza cosas extraordinarias, que la mayoría de las personas no podríamos realizar, aunque nos esforzáramos mucho:

Iván es capaz de estar pensando en cómo serán las piezas de un mando a distancia o de cómo irán pegadas unas a otras, mientras que el resto de las personas pensamos en: "dónde estarán los botones de encendido y apagado".

Iván es capaz de mostrarse feliz y divertido hacia los demás, aunque en su interior esté muy triste porque su maestro le ha dicho: " ¡hoy lo has hecho todo mal!".

Iván es capaz de mostrarse cariñoso con sus padres, aún pasando tan solo una hora, después de haberse ganado una bronca, por haberse dejado el grifo abierto con el tapón del lavabo puesto, con lo cual se ha desbordado el agua por el suelo.

Iván es capaz de estar todos los días estudiando 3 horas en casa después del cole, aún sabiendo que es muy probable, que el próximo examen tampoco lo apruebe (¡como de costumbre! ).

Iván es capaz de reconocer sus fallos y pedir perdón, aunque en el momento de sus actos no lo haya hecho con intención de molestar a nadie, sino que haya actuado por un impulso,sin pensar en sus consecuencias.

Iván es capaz de enfrentarse a todas las pruebas, terapias, clases... a las que le llevan sus padres; porque, aunque no está muy seguro de para qué sirven, en su interior sabe que sus padres siempre pensarán en su bien.

Iván es capaz de decir: " gracias mamá, por tu apoyo y esfuerzo", cuando el resto de las personas somos tan orgullosos, que casi no decimos gracias, ni cuando nos dan un vaso de agua.

Iván es un niño sensible y muy familiar, que adora ver a toda su familia reunida disfrutando de un día al aire libre.

Pero... ¿sabeis qué es lo más importante?

Iván no es sólo el niño de este cuento, sino que son todos los niños que sufren cada día TDAH o Dislexia. Niños que están cuestionados y juzgados a diario, por las personas que están fuera de su entorno familiar ( y en ocasiones incluso por su familia). Niños que tienen que aguantar comentarios dañinos por parte de algunos de sus profesores o maestros, e incluso lo más doloroso, por parte de sus propios compañeros.

Estos comentarios dañinos podrían evitarse si en las aulas se normalizaran todas las diferencias, todos los comportamientos diferentes, de unos y de otros, porque así, evitaremos que se les etiquete como los vagos, los lentos, los maleducados... y con esto se conseguiría evitar situaciones de acoso que se sufren en silencio, porque no deja rastro físico. El acoso psicológico o el vacío social.

Para poder entender mejor este cuento solo ponte "Los zapatos de Iván".

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