1968-2018 50 AÑOS QUE CAMBIARON EL MUNDO

Este mes de mayo, se cumplen 50 años de uno de los acontecimientos que marcaron el fin de una época en Europa y, por extensión, al resto del mundo occidental y, en menor medida, a otras esferas del mundo: Mayo del 68.

Vincular los acontecimientos del 68 sólo a Paris es desenfocar el fenómeno y restar importancia a lo que en ese año ocurrió en otras latitudes y lo que ello aportó a la segunda mitad del siglo XX: Praga, México, Berkeley. Como muy acertadamente señala Joaquín Estefanía en su libro: "Revoluciones: 50 Años de Rebeldía", "En Paris predominó el anticapitalismo y los jóvenes y obreros querían acabar con el capitalismo; en Praga había comunismo y los que hicieron la Primavera de Praga querían acabar con el comunismo, y en México había una dictadura perfecta (El PRI) y los estudiantes (porque ahí sólo fueron los estudiantes) querían tener la democracia que tenían en Paris". A todo ello, habría que añadir la contribución de los movimientos y las multitudinarias manifestaciones contra la guerra de Vietnam y antirracismo en USA, con Martin Luther King como protagonista.

Visto en perspectiva, las ideas y propuestas de aquella irrepetible época, que fueron valoradas como "culturales" hoy forman parte en unos casos, del debate político y, en otros, se encuentran perfectamente integrados e incorporados en las legislaciones de varios países (especialmente de Europa): la ampliación de los derechos civiles, el ecologismo, el feminismo, la igualdad de género, la educación sin discriminación, la lucha contra la discriminación racial. Derivadas de éstos grandes principios emergieron las leyes de despenalización del aborto, el debate sobre el derecho a una muerte digna, la legalización y liberación del movimiento LGTB, el matrimonio de personas del mismo sexo, el reconocimiento de distintos tipos de familia, etc, etc...La incorporación de estos derechos ha sido muy desigual en el mundo occidental, precisamente porque forman parte del debate político y del grado de desarrollo cultural de los países. Pero es indudable que todo ello nace en aquellos años, finales de los 60.

Con Mayo del 68 nace una nueva forma de definir "el sujeto del cambio", ya no se está a la espera de un redentor, de un visionario que conduzca a las masas al paraíso, como hasta entonces había acontecido (Lenin, Mao, Ho Chi Min, Fidel...) mediante la lucha obrera revolucionaria, facilitado, entre otras cosas, porque la miseria y la incultura iban de la mano. Mayo del 68 rompe definitivamente con ello. Los jóvenes y obreros, protagonistas de los movimientos, no sólo leen a Marx, Bakunin o Rosa Luxemburgo, también leen a Wilhem Reich, Erik Fromm, Paulo Freire, Levy Strauss, Beltran Russel, porque son más transversales y configuran un universo que por definición es antiautoritario y sus armas para "asaltar los cielos" la solidaridad y la protesta. No esperaban ningún caudillo, ningún redentor.

Joaquín Estefanía señala, "Ni en París se acabó con el capitalismo, ni en Praga con el comunismo, ni en Méjico se acabó con la dictadura perfecta". Es cierto, pero el Mayo parisino consolida el Estado de Bienestar y apuntala los Derechos Civiles, mientras Praga pone las bases para el desmoronamiento de la URSS y el PRI, en Méjico ya no volvería a ser el mismo.

La principal lección que podemos sacar de éste medio siglo, con las evidencias que tenemos, es que las "revoluciones duras", las que han implicado la toma del poder por las armas no han triunfado en ninguna parte del mundo. Todas las conquistas sociales, económicas, de derechos de los trabajadores, incluso el incipiente reparto de la riqueza, lo ha sido a través de las reformas, protagonizado por las políticas socialdemócratas.

Sin embargo, llevamos ya algunos años en que las sociedades europeas, herederas del espíritu del 68, vienen siendo atacadas en sus estructuras que se pretendían consolidadas. No sólo peligra el modelo de Estado de Bienestar (económico/social) sino los derechos civiles y las libertades en Europa. Por un lado, la voracidad del capitalismo financiero no podía permitir que los ciudadanos europeos continuaran viviendo con estandars de vida "envidiables" en otras latitudes. El tándem Reagan/Tatcher serían los encargados de empezar a meter en cintura a los díscolos europeos. Es el momento de la contrarrevolución conservadora. Es la muerte de Keynes y el "triunfo" de la escuela de chicago, del neoliberalismo. La dama de hierro no tuvo complejos en denostar los servicios públicos (especialmente la sanidad y la educación), cargarse a los sindicatos y romper con el modelo social nacido tras segunda Guerra Mundial. Su alternativa era el capitalismo popular y tuvo un alumno aventajado procedente de las filas socialdemócratas, Tony Blair. A partir de entonces la socialdemocracia entra en crisis en toda Europa. Temerosos de perder electorado por el centro, se escoran hacia la derecha y abandonan los fundamentos de la socialdemocracia para regocijo del neoliberalismo. El socialismo francés resume como nada ni nadie la debacle de la socialdemocracia, en cinco años ha pasado de ser un partido de gobierno con el 34% del voto ciudadano al actual mísero 6% y, por tanto, a la irrelevancia.

Por otro lado, el error de la U.E., de incorporar a países procedentes de la órbita soviética, mediante las ampliaciones del 2004 y 2007 , sin que estos países estuvieran preparados para compartir los principios que fundamentan la "ciudadanía europea" nacida en Mayo del 68. Hungría representa como nadie ese fracaso y su presidente, Viktor Orbán, la encarnación del espíritu autoritario, cercano al fascismo, racista, xenófobo, homófobo y antieuropeo.

No es fácil que Europa consiga superar estos dos escollos en defensa de su modelo económico/social y de libertades. Demasiados nubarrones en el horizonte y demasiado miedo.

Sin embargo, y pese a todo ello, me apunto a las palabras y al espíritu del escritor Manolo Rivas: "Al mirar hacia la revolución del 68 no se ve un montón de ruinas utópicas, al contrario, es un antídoto contra la resignación. Una melancolía rebelde" Así parece que lo entienden también los miles de pensionistas y el movimiento feminista que están poniendo en jaque al gobierno del PP. Aquellos jóvenes que se rebelaron en Mayo del 68, son los abuelos que hoy que se manifiestan porque les han tocado su dignidad.