Tiempos convulsos
Nos ha tocado vivir tiempos convulsos donde valores como la honestidad, la honradez, la solidaridad, la lealtad o la ética se han esfumado. Cada vez las personas son más individualistas, más egoístas, y “el quítate tú para ponerme yo” es el lema preferido entre la mayoría de los políticos. Todo esto me lleva a decir que:
Estoy harta de vivir en una sociedad machista y patriarcal que refuerza el rol dominador del hombre.
Estoy harta de que constantemente me repitan que las calles y las noches no son de las mujeres.
De que los hombres campen a sus anchas y refuercen la idea de que por ser vos quien sois gozan de absoluta libertad sexual.
Harta de que el mundo en el que vivo vea normal que los hombres están en lo productivo y las mujeres en lo reproductivo.
Del “mantra” de que las mujeres tenemos una disposición natural para cuidar y trabajar en el hogar y el hombre para trabajar fuera.
Estoy harta de oír “tú no vales para ocupar, para esto… por ser mujer”.
De la marginación histórica de las mujeres, de la brecha de género y de la brecha salarial.
Estoy muy harta de jueces machistas que no tiene empatía con las víctimas y que justifican que los hombres están para disfrutar de nuestro cuerpo y las mujeres para darles placer.
Estoy harta de decir “no es no” y de que nuestros silencios signifiquen “sí” para la justicia.
Harta de que a las mujeres se nos juzgue por nuestra forma de vestir, de caminar, que cosifiquen nuestros cuerpos juzgándonos por elegir la forma que queremos vivir.
Estoy harta de los incumplimientos por parte del Gobierno del pacto contra la violencia de género, de tener que escuchar que no hay dinero para luchar contra la violencia de género, pero sí lo hay para rescatar a la banca, para comprar armamento, para mantener el cementerio de elefantes que es el Senado.
Harta de que todas las semanas se cometan asesinatos de mujeres.
Estoy harta de que muchos de estos asesinos tienen órdenes de alejamiento que incumplen una y otra vez.
Harta de que se proteja a los asesinos y no a las víctimas.
Estoy harta de que por venganza, para causar más dolor, se asesine a niños inocentes.
Harta de la violencia psicológica, de la violencia económica, de la violencia institucional, de la violencia sociocultural.
Estoy harta del postureo de algunos partidos políticos que se suben al carro del feminismo porque significa votos.
Estoy harta de ser una ciudadana de segunda categoría. Por eso, porque estamos tan hartas, no nos cansaremos de luchar para dar visibilidad y alzar la voz contra estos roles machistas que se han ido transmitiendo de generación en generación; de luchar por una justicia que proteja los derechos de la mujer, que transforme esta estructura patriarcal que se extiende a todos los ámbitos de nuestra vida; de modificar las leyes para conseguir la desaparición de los roles que amplían la brecha de la desigualdad de género y, sobre todo, hacer una apuesta por la educación, para erradicar cualquier forma de violencia, donde el respeto, la igualdad y la libertad sean pilares fundamentales para modificar la realidad.
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