En defensa del castañéu de Corao
El castañéu de Corao (Cangas de Onís) es uno de los enclaves más emblemáticos del oriente asturiano, no sólo por las tradicionales ferias de ganado que se vienen celebrando desde tiempos inmemoriales entre los castaños retorcidos y centenarios, sino por haber acogido los encuentros de las primeras noches celtas. La Nuechi Celta del año 1983 y la de 1984 se celebraron al amparo de los viejos castaños de Corao, entonces mucho más frondosos que ahora.
No es de extrañar que ante la noticia del acondicionamiento y asfaltado de una parte del castañéu los vecinos hayan salido en defensa de ese lugar común que durante generaciones han conocido y vivido, y que constituye una parte esencial de su paisaje y patrimonio. Su actuación decidida y ejemplar ha detenido el primer envite y es muy esperanzador que el señor alcalde de Cangas de Onís, don Alfredo García, haya atendido su petición comprometiéndose a evitar el asfaltado del lugar y a buscar una solución que garantice el futuro del castañéu.
Y es que la destrucción de este castañar puede materializarse en apenas unas horas, mientras que los viejos árboles que lo forman y dan sombra y carácter al lugar han tardado cientos de años en desarrollarse. Hoy pueden verse nuevos plantones, creciendo al amparo de los mayores, con las protecciones oportunas. Es la apuesta por el futuro de este castañéu que vienen haciendo los vecinos de Corao. Una apuesta por la vida y la perpetuación de la arboleda, que presenta ya un alto grado de decadencia y decrepitud.
Desde el Observatorio de Árboles Singulares y Monumentales de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente pensamos que la defensa de estos ancianos árboles no debe estar reñida con el disfrute que desde tiempos inmemoriales el hombre ha hecho de ellos y de su entorno. Sin embargo, dada su extremada fragilidad, es preciso conservar el espacio para todos emprendiendo las actuaciones necesarias, tras un estudio y cuidadosa planificación a cargo de expertos en la gestión de viejos árboles, que garantice que los castaños puedan seguir viviendo entre nosotros muchos años o siglos más.
Porque conforme la urbanización y pavimentación avanzan de forma inexorable, los viejos árboles se vuelven cada día más escasos, valiosos y necesarios.
Si no conservamos el castañéu de Corao se perderá una parte esencial de la historia y la identidad de este pueblo y el daño será irreparable para los vecinos, pero también para todos los que entendemos que el patrimonio natural y cultural es el lugar común de los seres humanos. Tenemos la inexcusable obligación de preservar para nuestros descendientes lo que nuestros mayores nos dejaron como fruto de su sabiduría y generosidad.
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