Lo que queda de Liga
Lo del Real Oviedo era previsible, jamás ha tenido un sistema de juego que nos encandilara. Lo veníamos advirtiendo, no se puede estar 37 partidos balanceándose sobre una cuerda y los últimos cinco pretender despacharse a los rivales con los mismos argumentos tácticos, técnicos y estratégicos. ¿Quién podría cambiar eso a mejor? ¡Claro, el técnico!
Ustedes, la directiva, también son partícipes y responsables del fracaso, no solo están para sentarse en el palco. Tenían que ver lo que todos pudimos comprobar cada partido, que el equipo necesitaba hace tiempo un revulsivo, un nuevo director de orquesta que corrigiera tal desentonación. ¡Pero no! Prefirieron seguir confiando en Anquela, persona que cae bien, pero los sentimentalismos, afectividades y amiguismo sólo traen fracasos cuando se aplican a empresas mayores, cuando se necesita cosechar resultados positivos.
Claro que todo es un deporte y no hay que llevarlo más allá, pero es una pena que, teniendo esta afición, este escenario y esta ciudad, se deje en manos de entrenadores de segunda o tercera fila un club deportivo que pretenda ascender y estar entre los mejores.
Dicho esto, el Real Oviedo tiene que ganar los partidos que le restan y esperar carambolas, ya que no es uno, sino tres los equipos que debieran pinchar para él superarlos, y con dos de ellos pierde el “golaveraje” particular. Tienen la obligación de ganar (difícil), pero en esta vida y esta Liga puede ocurrir de todo.
¿Qué decir del Sporting? Jugó bien en rasgos generales desde el partido del derbi, supo ilusionar a su gente. Baraja logró reconducir la situación (¿se dan cuenta, dirigentes del Oviedo?). En dos partidos (Zaragoza y Barcelona B) casi perdieron toda opción de ascender directamente. Pero eso no debe desalentarles, la plaza de promoción está al 99,99% asegurada, y con los argumentos esgrimidos lograrán ascender con toda seguridad.
Es cierto que Baraja dispone de sólo once jugadores con garantías, el resto, lo siento mucho, pero bajan el nivel del equipo. Nano: corre y corre, jamás llega; se asusta del balón, no le sale una o no sabe. Es que incluso, cuando presiona al contrario no sabe hacerlo, siempre hace falta. No sé qué vieron en ese chico. Castro lo haría infinitamente mejor.
Mucha suerte para los dos equipos y un saludo para Baraja, por su buena labor al frente del equipo. Anquela y Nano: no me guarden rencor, les servirá para superarse a sí mismos.
Jamás hay superación sin crítica.
José Viñas García, Villamiana (Oviedo)
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