La revolución de la sostenibilidad
Desde el año 2001 han acontecido dieciséis de los diecisiete años más calientes de la historia. Tantos son los desastres climáticos y eventos climáticos extremos que se suceden día tras días que, como en tantos otros temas, hemos empezado a insensibilizarnos e incluso a que lo asimilemos como "normal", mientras que al mismo tiempo la comunidad científica advierte que ya hemos entrado en el punto de no retorno. Una visión nada halagüeña sin duda.
Sin embargo, un movimiento, tal vez aún silencioso y sin atención para los medios y la calle, pero con una enorme fuerza, empieza a ganar fuerza: cada vez más empresas se están preocupando en realizar una actividad sostenible para con el medio ambiente que pueda ser beneficiosa tanto para el planeta como para la economía y la sociedad, y cada vez más ciudadanos, desde niños a los más mayores, tenemos mayor sensibilidad hacia las acciones que contribuyen a revertir la situación de crisis actual. Una "Revolución de la sostenibilidad" de grandes acciones - tanto como necesidades - pero también de pequeñas que, en definitiva, podrían sumar lo suficiente para ser poderosas para contribuir al cambio.
El desarrollo de tecnologías para producir y ofrecer servicios de manera más sostenible, la reducción de emisiones no sólo en la industria, sino también en otros sectores como la ganadería, las energías renovables o los profundos cambios en los modelos y tecnologías del transporte, ya son una realidad que alimenta el optimismo, porque además, al otro lado del eje productivo está el consumidor que, cada vez demanda más productos y servicios provenientes de empresas que apuestan por la sostenibilidad, e incluso está dispuesto a cambiar su modelo de consumo y estilo de vida, por hacerlo más racional y de menor impacto ecológico: alquilar y compartir vehículos, uso de la bicicleta, compromiso con el reciclaje, etc.,
Pero no es sólo cuidar el futuro del planeta lo que impulsa este nuevo movimiento. La salud es la otra gran clave para el cambio. Como ciudadanos cada vez disponemos más información sobre la calidad del aire, los agentes y productos contaminantes, etc., y el impacto que estos tienen en nuestra salud. Las tecnologías que nos ayudan a saber sobre los agentes externos, y las que monitorean nuestro estado de salud, sin duda empiezan a jugar un papel fundamental a la hora de que como sociedad, ganemos consciencia de que el cambio climático no sólo es una cuestión de la herencia que dejaremos a futuras generaciones, o de los inconvenientes y peligros que podemos sufrir ya, sino que se trata de cuestiones que impactan directamente en nuestra salud hoy, y por tanto la sensibilidad hacia la necesidad de revertir la actual situación medioambiental, urge por esta vía.
Creo sinceramente que debemos ser optimistas, pero no conformistas, y aprovechar estas nuevas energías y movimientos económicos y sociales para consolidar la revolución de la sostenibilidad. Un cambio que requiere no sólo el liderazgo empresarial, sino también la participación activa de toda la sociedad, y en especial, la de la comunidad educativa y divulgadora. El momento es ahora, ya no se puede esperar más.
Pablo Castillo, Gijón
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