Las amargas despedidas
Las despedidas siempre son amargas. Nunca sabes cuándo va a llegar el momento de decir adiós a alguien a quien quieres, y aunque intentes hacerte a la idea de que nunca más vas a volver a ver a esa persona especial, es imposible.
Saber que nunca más vas a poder abrazarle, besarle, preguntarle cualquier cosa y decirle que le amas es una de las cosas más duras que he vivido. Perdí a alguien, mi superhéroe, después de dos años luchando contra una de las peores enfermedades que existen. Le cuidé, le recordaba a todas horas que le quería, lo abrazaba y le daba todo el amor que tenía, pero no fue suficiente, nunca lo es. Cuando miras atrás siempre necesitas más, un beso más, un abrazo más, un te quiero más.
Tiempo. Dicen que el tiempo todo lo cura y es verdad. El dolor se desvanece poco a poco y se lleva la culpa que sientes por no haber hecho más, y recuerdas los buenos momentos, los días de playa, las aventuras y su sonrisa, que un día aparece en tu mente y parece que aún siga aquí, a tu lado, recordándote que te queda mucho por vivir.
Y poco a poco vuelves a vivir. Retomas esas costumbres que te hacían feliz, sonríes y tu vida vuelve a la normalidad, aunque algo cambia en ti, algo que te acompañará hasta el día de tu muerte, su recuerdo.
Merce Cayuela Manresa
Lleida
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

