Urgencias, una crítica y una solución
Desde la inauguración del nuevo HUCA, no había tenido ocasión -afortunadamente- de conocer -al menos en parte- el servicio y su criticado funcionamiento. Y a este respecto después de cinco innecesarias horas (más adelante me referiré al por qué de innecesarias) he sacado una conclusión, varias críticas y alguna solución.
La conclusión no puede ser otra que la que se desprende de ser una continuidad del existente en la Residencia sanitaria de hace más de dos décadas. No se ha mejorado en nada, salvo -y para peor, a mí entender- en el mayor espacio. Un espacio que está desastrosamente distribuido, pues tal parece fue ideado, por personal con poco o ningún conocimiento de lo que es un servicio de urgencias. Obviamente, quiero pensar que el Dr. Busto, hoy consejero de Sanidad, nada ha tenido que ver en el asunto. Pero, aunque lo hubiera tenido, en nada habría mejorado lo existente, pues bajo su dirección el funcionamiento de aquellas urgencias distaba mucho de ser un servicio eficaz y eficiente.
Cierto es también que la causa no proviene sólo y exclusivamente de un manifiesto desconocimiento del servicio en cuestión. La verdadera razón es que es todo menos un servicio de primeros auxilios, debido a una total falta de organización del sistema sanitario asturiano. Urgencias no puede tener un “área de consultas” y además específicamente dedicado a ello. Las consultas son ambulatorias, y el hecho de la existencia de esa zona con tal denominación, como poco, induce a engaño.
Además, ¿cuál es la razón, o razones, de que esté saturada esa área en concreto, donde el trabajar ahí es estresante, poco eficiente y sin ningún aliciente? Sencillamente por dos razones: Una, la ineficacia de muchos de los centros de salud de referencia, que eludiendo sus responsabilidades, derivan a los pacientes al sitio “más seguro”… Urgencias del HUCA. Dos, por el protocolo aplicado y muchas veces duplicado, que obliga al facultativo a realizar, a fin de “guardarse las espaldas” ante problemas posteriores, derivados de algo tal normal, como es la libertad del médico para tomar la decisión que considere conveniente.
Hoy, esa libertad, está sujeta a unas normas impuestas que tampoco garantizan el diagnóstico. Sólo, y si acaso, la garantía jurídica del quien toma la decisión sobre el paciente, de que siguiendo el protocolo, su responsabilidad termina ahí. A este respecto bien sabe el mundo de la ciencia, que nada es definitivo, y que todo -afortunadamente- es cambiante. Por lo tanto, no queda más remedio que ir adaptando los protocolos de actuación, según dictaminan los organismos competentes. Todo lo anterior estará muy bien, pero el colegiado jamás hará con un paciente lo que cree, si no lo que le imponen.
Veamos un ejemplo: Paciente de 80 años que acude a su centro de referencia, por una supuesta hipertensión. La paciente, en tratamiento con Sintrón y contra la HTA, presenta unos valores de 15/10 y un ECG normal. Pues bien, esta paciente se la envían al servicio de Urgencias del HUCA, donde lo que hacen es repetir el ECG, y una analítica, considerándose los valores tensiónales como normales. La señora tuvo que esperar dos horas por una analítica y tres por el resultado final.
Así no puede funcionar un servicio de urgencias. Es imposible, por muchos medios que se pongan, hacer de una unidad de urgencias una consulta para toda Asturias. Y que, a su vez, este realice su función primordial, con un mínimo de eficiencia. Cabe decir que no era sólo esta paciente que relato, eran casi todos los que abarrotaban una sala de espera, que se forma después de la principal.
¿Cuál es, o puede ser, la solución o mejora? Casos: Una comisión de seguimiento que valore los casos susceptibles de haber sido atendidos y solucionados en sus respectivos centros de referencia. De esa comisión, se debe esperar sirva para: A) Recordar a los centros de atención primaria o secundaria su obligación de cumplir con los protocolos que se establezcan al efecto. B) Considerar de nuevo las clasificaciones y los tipos de urgencias, abandonando definitivamente el de “consultas”. C) Intentar que los protocolos de actuación se ajusten más al criterio del facultativo, que al de la judicatura (todos los facultativos tienen la carrera de Medicina). D) Valorar los tiempos de espera, en general, y aquellos que merezcan serlo, en particular. E) Evitar que los enfermos con diferentes patologías estén en un solo espacio para evitar el riesgo de contagio.
Espero no haber sido muy crítico, y sí haber colaborado en la medida de mis conocimientos y mi experiencia, en sensibilizar a las autoridades sanitarias, a fin de lograr que lo urgente sea urgente, y lo demás, sea atendido donde procede.
Justo Roldán, Oviedo
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