Javier Neira ¡por fin! entonado critico
En este país a pesar de la que está cayendo, con muchos miles de parados, nos podemos encontrar con alcaldes y concejales que llevan muchos años en la poltrona, con el agravante que un porcentaje elevado, están prejubilados o jubilados. Y siguen perpetuándose en el cargo público sin caerles la cara de vergüenza, sin que posibiliten con la entrada de personas nuevas aunque sean de su mismo partido,
que aportaríann un aire fresco y limpio a los acomodados y adormilados despachos, además de ideas e ilusiones renovadas, que siempre irían en beneficio del municipio. Estos perennes alcaldes como la mayoría de los que se perpetuán en un cargo, se llegan a creer mandarines del lugar y de los lugareños, además de los mejores y únicos para asumir esa responsabilidad ya que llegan a pensarse que ganan las elecciones por si solitos, cuando la realidad es que se vota al partido que representan, sea quien sea el cabeza de lista. Y si no hagan la prueba mandarines eternos, preséntense como independientes ¿haber que posibilidades tienen de volver a ser alcaldes? Yo les digo, ninguna; pueden tener más votos que se merecen por los lameculos agradecidos de sus muchos años de favoritismos, pero como mucho se harían con una concejalía de minorías, de esas que ustedes arrinconan cuando gobiernan.
Aquí es donde estoy completamente de acuerdo con el señor Neira, si queremos tener una democracia transparente y limpia, tenemos que limitar los mandatos de nuestros políticos, ya que son cargos para servir a los ciudadanos, y no para servirse a sí mismos y sus ruinosas vanidades. Sabemos que muchos años en el poder corrompen, conforman y atrofian ideas. Toda crítica al alcalde se puede extender a sus concejales y a los concejales de la oposición que llevan tantos años, como años llevan de haragana y apalancamiento.
Aunque no me iré sin decirleseñor Neira, que tenemos en Asturias alcaldes de ciudades y concejos importantes que simboliza a la perfección todas nuestras críticas: espero verle denunciar más valiente y claramente, como por ejemplo: que encajan muy bien, en eso que usted denomina segada de hierba bajo pies, allanando el camino a su favor, rodeándose de mediocres, incompetentes y derrochadores.
¿Quiénes vengan a suplirles, que capacidad tendrán de generar ilusiones? Las arcas de estos cabildos me temo que están agotadas por muchos años, de permitirles derroches constantes. Aunque ahora cargamos contra estos alcaldes y concejales, tenemos que mirarnos muy bien el ombligo, y decirnos qué hacíamos nosotros mientras estos personajes manejaban el dinero y el patrimonio de todos como si fueran ranchos privados.
Los alcaldes y concejales perennes no tienen mérito alguno y quizás tampoco demérito, aunque casi todos desprenden algún tufillo dudoso. El demérito para que estos personajes se eternicen y abusen de un cargo que debiera como airarse cada dos o tres legislaturas como mucho está en el sistema que lo permite, en nosotros que permitimos el sistema y en la incapacidad de la oposición a convencer a los ciudadanos de que un cargo demasiado duradero es un dudoso austero, honrado y equitativo.
Los mandatos duraderos solo van bien al interesado y a los intereses de los agraciados lameculos que todos tienen a su alrededor. El ejemplo lo podemos apreciar en las dificultades de los ciudadanos a que prevalezca sus reclamaciones a la desidia del añejo mandarín; añejo no por viejo, si no porque cansa la vista y el olfato el sempiterno regidor.
Por el contrario podemos comprobar lo sencillo que es abordar al alcalde que empieza, siempre solícito y solidario para con quien le pide ayuda.
Si fundamental es limitar el mandato a nuestros cargos públicos electos, igual de elemental será afrontar con responsabilidad y coherencia, para no seguir sintiéndonos un tanto idiotas, que entre las normas para conformar lista (mientras exista este número de parados en España) esté que no puedan conformarla prejubilados y jubilados, estos últimos si es que les pica el gusanillo del un hacer por los demás, que trabajen altruistamente como asesores o en asociaciones comunales.
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