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Los niños son el motor del hogar, de un país

5 de Junio del 2018 - José Viñas García (OVIEDO)

Quienes nacieron en un pueblo o barrio determinado en aquellos tiempos cuando había niños son más conscientes. Saben de la alegría, el jolgorio y cómo se respiraba vida entre niños de todas las edades. Ahora verán pueblos y barrios fantasmas, todo huele a enfermizo y abandonado. Sin niños la vida se va antes. Los mayores parecen almas en pena invisibles encerrados casa. ¿Para qué salir? Nada les anima fuera, la soledad imprime de pesimismo todo. Cuando había niños, los viejos salían a verlos correr, jugar y tenían esa ilusión de sacar y criar camadas ayudando con su poca pensión a hijos y nietos. Ahora lo hacen, pero son pocos, enseguida crecen y se van, no tienen descendencia y solo quedan viejos abandonados en pena enorme. Su tristeza es mayor por haber vivido aquellos tiempos donde los niños de todas las edades hacían habitable y vivaz cualquier sitio, cualquier lugar, cualquier hogar.

Los niños animan a vivir, dan energía a los que tienen la obligación de sacarlos adelante, son fuente de oportunidades para tener motivos a seguir viviendo. Sin ellos, todo se oscurece, el hogar está cargado de un silencio y frio desmotivador. Los abuelos sin ese motor enseguida se entregan al decaimiento pensando en esas residencias que estos políticos no hacen nada por mejorar. Donde al entrar huele a muerte más que a vida. Donde personas que necesitan cuidados y compañía se les reserva un lugar siniestro. Nada que ver con residencias de ancianos de otros países donde son casi hoteles de lujo, donde esos últimos años de vida son felices, donde se les divierte y el cada día es un principio no un final. No cómo aquí, que decirle a un anciano por no tener hijos, o éstos no disponer de tiempo para su atención tiene que ingresar en cualquier residencia, esa persona sentirá tal angustia por el abandono de todos, que en pocos días cuando le visitas parece otro, otro cadáver viviente. Todos nos haremos ancianos, pues nadie reclama lugares idóneos para estar.

Me rechinan y les tengo tirria, a los cordelitos y detrás va un perrito. Esos hijos y nietos que prefieren pasear y llevar de vacaciones al perrito baboso antes que hacerlo con sus abuelos. Esta es la sociedad que tenemos, canina a más no poder. Mañana cuando sus abuelos y padres no estén, ustedes serán el relevo, el relevo al ostracismo, al abandono y todo acompañado de su conciencia que les repicará y remorderá el alma por dentro por ser tan crueles con quienes les dieron la vida.

A nadie le preocupa esta falta de natalidad tan dañina para la sociedad. Los gobiernos, los políticos no hacen nada por fomentar y ayudar a las familias que si deciden tener niños. Solos se enfrentan al coste que supone pañales, comida, vestido, medicamentos, sillas de paseo, huevitos y los santos cojoninos los que tenemos todos nosotros de no exigir apoyo institucional. Muchos países lo hacen. Aquí preferimos votar y apoyar a los corruptos que se lo llevan crudo para ellos. Luego según crecen los niños, en los colegios les piden llevar de todo y cuando pasan al instituto y la universidad ni te cuento. Todo lo afrontan los padres con ayuda de la exigua pensión de los abuelos que no han muerto de pena antes de tiempo por sentir que este mundo camina hacia la individualidad, al egoísmo, la insolidaridad y el sálvese quien pueda. Empezando por los mismos políticos que en vez de coger poderes, no saben que su responsabilidad es servir a la sociedad y no a ellos mismos.

Imaginen como crecen los bebes y los niños; el calzado y vestido solamente, verán que añadiendo otras necesidades es imposible para los sueldos actuales y la precariedad (que Rajoy nos instituyó cómo todo un lujo de éxito en el poder) el criar un niño siquiera.

Son ustedes los políticos unos irresponsables sabedores que sin natalidad un país se muere por sí mismo.

'Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea' (Paulo Cohelo).

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