España se va a la mierda del siglo XXI
Hemos pasado de un presidente que vive en la luna a un astronauta de ministro de, entre otras cosas, Universidad. Y, hablando de Universidad, hemos pasado de un ministro de Educación y Cultura con muchos títulos nobiliarios que cantaba “El novio de la muerte” a, por un lado, una ministra de Educación, y Formación Profesional, que tiene muchas carreras sacadas por sí misma, y, por otro lado, a un ministro de Cultura que va todos los años a la Feria del Libro para firmar los suyos y no a las plazas de toros. Y, hablando de toros, tremendos los guiños proindependentistas y proterroristas de los nuevos ministros: Borrell, europeísta jacobino manifiestamente antiindependentista, en Exteriores; Marlaska, enemigo de Otegi, en Interior, y Delgado, fiscal antiterrorista profesionalizada, en Justicia.
Sin ninguna duda, España se va a la mierda, porque no estábamos en ella ya. No, qué va. No hay más que ver a la nueva ministra de Economía, de la cual habla bien la señora Botín: esa banquera aficionada sin importancia que hace poco se declaró feminista. ¡Qué ataque a la racionalidad! ¿A quién se le ocurre pensar que el expediente de tan numerosa cantidad de ministras precede con avales curriculares sus “esencias” como mujer?
Aquí lo que importa es el marketing, copón. Todo esto es buenismo mediático. No es de fiar. La gente seria ni siquiera intenta quedar bien con sus elecciones ministeriales. No hay más que ver a nuestro anterior Gobierno, con ese ministro de Exteriores tan eficiente contra la propaganda independentista, ese ministro de Interior con tan buena praxis, esa ministra de Sanidad e Igualdad que renegaba de la etiqueta de feminista por salud e higiene y esa ministra de Defensa que ponía a media asta la bandera para recordar en un país constitucionalmente aconfesional que Jesús había muerto tal día. España se va a la mierda del siglo XXI. ¡Aznar, líbranos del progreso!
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