EXASPERANTE LOCUACIDAD FUTBOLERA EN TELEVISIÓN
Están los aficionados al fútbol a la espera de que llegue el Mundial de Rusia aunque, por desgracia, las retransmisiones ensordecedoras de los partidos perforen el cerebro por el volumen y la verborrea que desembuchan ciertos locutores y algunos expertos de los que se rodean.
Es ese irritante tonillo que alarga las vocales: ¡Ronaldooo! y el gorgorito cuando se marca, golgolgolgooool que estresa tanto que dan ganas de gritar a la tele, ¿por qué no te callas? Todo sabemos que en televisión no hace falta contarlo todo, porque lo estás viendo, y que el magnetismo de la radio está en ese calor de lo que no se ve, pero se imagina.
Hace años, se popularizó entre los seguidores quitar el sonido de la televisión para escuchar los encuentros con la emoción que transmite la radio. Aquello derivó del radiofónico horror al silencio en los canales.
Por eso, harto del irritante palique narrativo de los comentaristas futbolísticos de televisión y con el firme propósito de liberarme de tan cargante palabrería, personalmente me valgo de ese rutinario apaño para seguir un partido de fútbol por TV con la mayor tranquilidad posible. Es decir, una vez comenzado el encuentro y durante su transcurso solo "veo y escucho" cuando se trata de jugadas puntuales (como pueden ser penaltis, faltas dentro del área, corners...) y seguidamente enmudezco el televisor y tan solo sigo viendo el partido tal cual lo haría desde la grada del propio campo de fútbol. De esta forma me evito la machacona retórica del comentarista y me siento muchísimo más cómodo y sosegado en mi expectante situación.
Por supuesto, mucho me cuesta entender a los aludidos profesionales que, supuestamente movidos por el propio afán de lucir sus dotes expresivas, por una parte, y por otra, olvidándose del espectador, caen en el uso y abuso de una insoportable dialéctica ajena totalmente al propio encuentro del balompié, que será todo lo válida que se quiera para transmisiones radiofónicas, pero que nada tienen que ver con la televisión y sus imágenes, ya que estas por sí solas lo "explican" casi todo.
Sin llegar al laconismo de aquél José Ángel De la Casa, de hace unos años, que casi se limitaba a nombrar al jugador que tocaba el balón, se agradecería, y mucho, una pizca de contención.
Aunque consolémosnos; al menos todavía no hemos llegado a que el comentarista nos trate de explicar por qué un futbolista está rascándose la entrepierna.
Esperemos, pues, que todo vaya por el más apacible y tranquilo sendero en las próximas retransmisiones del Mundial de Rusia.
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