Memoria histórica para todos
Un artículo publicado en un diario nacional por el brillante y joven periodista Salvador Sostres corre a velocidades de vértigo por las redes sociales.
Su título, muy clarificador:
¿Por qué avergonzarse de ser hijo de los que ganaron la Guerra Civil?
Ellos no la comenzaron.
Lógicamente todas las guerras son malas, más bien terribles. Son el fracaso de la diplomacia o de la política y siempre el fracaso más rotundo del entendimiento, del diálogo, de la sensatez y de la cordura. Pero por desgracia existen desde el principio de los tiempos, dado el apabullante egoísmo del ser humano, dado el afán de poder y el avaro afán de poseer y de tener.
Pero de todas las guerras, la peor es la guerra civil, en la que se enfrentan hermanos contra hermanos y vecinos contra vecinos. Hoy desgraciadamente aún existen en muchas partes del mundo. A lo largo de la historia humana, se han producido durísimas y fratricidas guerras civiles. Guerras que han conmocionado el mundo y que han hecho tambalear los pilares de la paz.
Siendo así, siendo un desgraciado suceso que causa tremendas heridas en las sociedades que las sufren, la convivencia, el perdón, la reconciliación deberían ser los objetivos inmediatos y profundos para reconstruir lo destruido y de hecho así suele suceder.
Las dos Españas son un mal permanente que nos impide una convivencia civilizada.
Después de la transición pacífica de la dictadura a la democracia, volver la vista atrás solo nos llevará a repetir situaciones tremendas, fatídicas y no deseables. Volveríamos a vivir el fracaso que la guerra supuso.
Cuando la transición democrática había logrado reducir a mínimos los enfrentamientos, llega la "España de la autonomías" y España se descentraliza hasta lo inimaginable, empezando por la educación y esta causa grave, propicia el adoctrinamiento y la consecuente radicalización de los jóvenes, que son utilizados políticamente por grupos separatistas, con terrorismo incluido o no, hasta lograr en un periodo de apenas 30 años una masa crítica de separatismo y un radicalismo en sus sociedades.
Por si no era suficiente, aparece, de la mano del PSOE, una "Ley de Memoria Histórica" absolutamente partidista, solo para una parte de los contendientes de la guerra civil. Aunque la otra parte, la que ganó la guerra, también tiene sus muertos, torturados y ejecutados en iglesias, paredones y cunetas.
¿Quieren memoria? Muy bien, pero completa, no una parte. Memoria histórica para todos.
¡Ya hay que hablar con claridad! Para que no se piense que la España de la izquierda marxista tiene razón y que la España de la derecha tiene que inmolarse.
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