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Reivindicando a Palacio Valdés

30 de Junio del 2018 - Carlos Cuesta

Armando Palacio Valdés vive momentos de cierto ostracismo y es necesario recuperarlo como un autor de altura literaria y narrador exigente. Lo fue y lo sigue siendo pero es verdad que actualmente representa a un clásico olvidado como bien señala en sus comentarios periodísticos y en sus ponencias el filólogo y experto en la obra palaciovaldesana Álvaro Ruiz de la Peña. Recientemente disertó en el CIDAN, el centro de innovación y desarrollo del alto Nalón, de Pola de Laviana sobre aspectos desconocidos acerca del novelista lavianés en su universo local, junto a su actividad literaria en Madrid. Una ponencia didáctica, versada, pedagógica y cargada de sabiduría que satisfizo a la audiencia, siendo la Sociedad Cultural y Gastronómica La Pegarata la auspiciadora de un acto relevante.

Y como clásico y un digno representante del realismo español, Armando Palacio Valdés debe regresar a su lugar categórico y recuperarlo como un escritor de entre siglos (1853-1938) con una pluma estilosa, descriptiva y crítica con sobresalientes recursos lingüísticos y notables estrategias narrativas. Y ese naturalismo tan marcado en su generación se convierte con claridad en puro modernismo con novelas bien definidas como “La Fe”, “La espuma”, “La hermana San Sulpicio”, “El maestrante”, “La alegría del capitán Ribot”, “Los majos de Cádiz”, “José” y su querida y amada obra como “La aldea perdida”. En este bello poema en prosa se dan de cara el naturalismo y el modernismo. Y perfectamente conjugados.

El novelista de Entralgo tiene que volver a las aulas, a las bibliotecas y conocerlo más a fondo en su trayectoria personal, literaria y afectiva. Un clásico que no se puede olvidar. Así la Sociedad Cultural y Gastronómica La Pegarata se ha comprometido en lanzar a los cuatro vientos a su escritor más universal. Un lavianés de nacencia, sentimiento y verdad.

En aquel opúsculo de las fiestas del Otero de Pola de Laviana de 1933, Armando Palacio Valdés colaboró con un interesante artículo titulado “Añoranzas”, y entre otras cosas expone: “Con alegría observo que Laviana, cual dormida crisálida, rompe su envoltura de ignorancia y se lanza mariposa a los espacios. Siempre he creído en el porvenir de Laviana, no solamente por su riqueza minera que yace en su seno, sino también porque sus pobladores forman una raza muy despierta. En mi adolescencia y juventud he conocido y tratado a muchos de esos aldeanos y he advertido en ellos una dosis de buen sentido y penetración mezclada de socarronería que no pude hallar en otras regiones de España. Ahí no hace falta más que cultura y vosotros, jóvenes intelectuales, estáis llamados a prestarla. Ese mismo buen sentido, penetración y socarronería han pensado encontrarlo en mí algunos críticos. No sería extraño, porque yo, bien mirado, no soy más que un paisanín de Laviana...”.

Todo un ejemplo y una especie de testimonio y testamento amatorio a la tierra que le vio nacer y a la de sus antepasados. Y su última morada pudo ser perfectamente en el camposanto del Otero, en la Pola, y no en el cementerio avilesino de La Carriona. Al parecer en su última voluntad, cuando se encontraba enfermo en la clínica del Doctor Vital Aza, de Madrid, mencionó que sus restos mortales reposaran en su tierra de nacencia.

El excelente novelista profesó querencia hacia Laviana y Laviana debe responderle con estilo, gallardía y altura de miras. Desde la Sociedad Cultural y Gastronómica La Pegarata se quiere tributar un homenaje popular con la puesta en escena de una escultura representando a Nolo y Demetria, protagonistas de “La aldea perdida”. Este trabajo escultórico lo está esbozando el artista langreano José Luis Iglesias Luelmo. Un proyecto que tiene que cristalizar en una realidad meridiana. Y ese grupo escultórico estaría perfecto en una esquina de la plaza mayor de la Pola que lleva por nombre precisamente Armando Palacio Valdés. Y a Álvaro Ruiz de la Peña, desde la Pegarata, el sentido agradecimiento por su contribución a recuperar con sus interesantes historias y sus documentadas charlas a un grande de la literatura española.

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