Hijos felices
La felicidad de los hijos durante la niñez, durante la juventud y durante la adolescencia depende en gran parte de la familia. En la familia, y especialmente en el padre y en la madre, el niño y el joven saben que tienen sus soportes vitales.
Es por ello que cuando estos pilares paterno-maternos faltan; algo en ellos, muy importante, se resquebraja:
~Ante esta falta y en estas circunstancias, el niño y el joven se encuentra aturdido, indefenso, solo y falto de un algo muy, muy importante.
Ante esta lamentable situación, y al no encontrar el lugar adecuado en sus vidas, ellos responden de una manera inadecuada, se les ve raros, tristes, con poca disposición a estar con otros amigos, reacios al estudio, con dificultades para centrarse en toda actividad que le exija esfuerzo:
~A estos niños y jóvenes se les ve con frecuencia perezosos, desganados y apáticos.
También es frecuente que se encierran en sí mismos y no nos cuenten la realidad de sus problemas, ciertamente porque -a veces- ni ellos mismos los conocen con exactitud, o no lo saben explicar, o les falta estado de ánimo para afrontar la situación:
~Estos niños y jóvenes ya desde el principio de sus vidas están marcados por un sello existencial que les acompañara para siempre.
Está falta de los padres o de las madres puede deberse a muchas circunstancias y en cada caso nuestra respuesta ante el problema ha de ser distinta, siempre por supuesto buscando el asesoramiento de personas adecuadas, unas para ellos y otras para nosotros.
En el caso de las separaciones y de los divorcios hay que procurar mantener a los hijos al margen de las discordias; y que los hechos sucedan, dentro de lo posible, de la manera más pacífica. Ellos no son culpables, son siempre víctimas; y víctimas que sufren muy y mucho y a veces para siempre:
~Heridas abiertas por estos motivos hay muchas en el mundo y crean situaciones muy lamentables.
Situaciones que dan lugar en muchos casos a dependencias como:
~El alcohol, las drogas, las ludopatías, el vandalismo, la marginación social, la prostitución, la delincuencia, la esclavitud, las vidas sin futuro y sin metas...
Hay casos diversos, y para cada caso una receta:
~Pero siempre en todos los casos es necesario el cariño, la delicadeza, la ternura.
~Es necesario además que el niño o el joven, esto apropiado a su edad, se mueva en libertad. Libertad esta respaldada por supuesto por la responsabilidad.
~Siempre es necesario nuestra empatía, sabernos situar en el lugar del joven o del niño.
~También el diálogo, y la dedicación amable y comprometida.
Y con estos "fármacos" y con la ayuda de Dios se resolverán muchos de los problemas de muy diverso índole; y el joven o el niño alcanzarán la sensatez, la razón, la rectitud, el criterio, la paz y la felicidad.
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