La verdad resplandece en las apariciones de El Escorial
Ante la acusación de sectarios, por parte de algunos medios de comunicación, a los peregrinos de Prado Nuevo El Escorial, –El Escorial, Madrid– y a la Asociación Pública de Fieles Reparadores Nuestra Señora de los Dolores, me remito a comentar el documento del eminente cardenal, monseñor Christoph Schönborn, arzobispo de Viena: «¿Hay sectas dentro de la Iglesia Católica?», y cuyo subtítulo aclara rotundamente: «No pueden considerarse sectas los grupos aprobados por la autoridad eclesiástica». Haremos un extracto con las partes más valiosas aplicables a la obra mencionada, dice el cardenal: «(...) La presunta existencia de sectas dentro de la Iglesia conlleva indirectamente un reproche al Papa y a los obispos, que tienen la responsabilidad de examinar las asociaciones eclesiales para ver si su doctrina y sus actividades van de acuerdo con la fe de la Iglesia (...). Las sectas se hallan aisladas y no quieren verse sometidas a examen por parte de la autoridad eclesiástica». Por tanto, quienes califican de «secta» la obra de El Escorial, lo que hacen es criticar y acusar a la Iglesia Católica, al cardenal Suquía, que aprobó esta asociación de fieles, la visitó y celebró misa en una de sus casas, que mantuvo un contacto frecuente con Luz Amparo, a quien apreciaba y valoraba. Ofenden, asimismo, y descalifican al actual cardenal arzobispo de Madrid, don Antonio María Rouco Varela, que también los bendice y apoya, y recientemente ha ordenado sacerdotes a dos de sus miembros. Los que pertenecen a esta asociación eclesial de fieles, por otra parte, se mantienen en contacto continuo con los responsables en la Iglesia, tratan con frecuencia con el Arzobispo de Madrid y a él le exponen sus proyectos y reciben sus consejos, acatando sus mandatos, porque son hijos de la Iglesia Católica. El cardenal don Ángel Suquía aprobó sus estatutos y erigió la Asociación Pública de Fieles Reparadores de Nuestra Señora la Virgen de los Dolores y la Fundación Pía Virgen de los Dolores, reconociendo a Luz Amparo Cuevas como fundadora, el 14 de junio de 1994. Por ello es difamatorio denominar «prácticas sectarias al estilo de vida que sigue los tres consejos evangélicos» y que tratan de vivir con la mejor voluntad los miembros de la obra de El Escorial.
Pero no sólo nos tachan de sectarios, hace varios meses, la autodenominada Asociación de Víctimas de las Apariciones de El Escorial presentó, ante el Juzgado de instrucción número 4 de San Lorenzo de El Escorial, una querella contra Luz Amparo Cuevas –la vidente– y varios miembros de la citada Fundación Pía Virgen de los Dolores, en la que se denunciaban cuatro delitos: estafa, coacciones, detención ilegal y asociación ilícita. La juez titular tomó declaración a todas las personas que estaban acusadas en la querella. Una vez que su señoría completó la investigación y, al comprobar que las denuncias formuladas por la autodenominada Asociación de Víctimas, así como por dos hermanos de un miembro de la Fundación Pía Virgen de los Dolores, no tenían fundamento alguno, el pasado 7 de noviembre dictó auto, por el que acuerda archivar la querella presentada, quedando claro que tanto Luz Amparo como las otras personas querelladas no habían cometido ningún delito. En dicho auto, se pone de manifiesto que el hecho de que las instituciones de la Fundación de El Escorial tengan bienes no significa que hayan sido adquiridos ilegalmente. Igualmente, quedó claro en la sentencia que ni en las instituciones ni en las personas denunciadas se aprecia una finalidad oculta para aprovecharse del patrimonio de quienes se les acercan. Respecto al delito de coacciones, también ha quedado acreditado que se trata de acusaciones gratuitas sin más fundamento que la afirmación del denunciante. Según declaraciones de los familiares acusados de ser coaccionados por Luz Amparo, «ninguna tercera persona las ha obligado o amenazado para que ingresasen en la Fundación Pía Autónoma Virgen de los Dolores, ni para que sigan perteneciendo; siendo además todos ellos mayores de edad y con estudios superiores». Siguiendo con el auto dictado por la juez, «no se ha cometido ninguno de los delitos denunciados, sino que se trata más bien de que la Asociación de Víctimas no acepta la opción de vida de sus familiares por pertenecer a esta obra de la Iglesia».
Así que una vez más nos encontramos con que unos pocos quieren imponer su voluntad a la mayoría que libremente ha escogido el camino que más le convenía (porque «semejante es el reino de los cielos a un tesoro escondido en el campo, que encontrándolo un hombre, lo esconde, y, lleno de alegría, va y vende todo lo que tiene y compra aquel campo» San Mateo 13,44).
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