"Amor"
No sé si habrán visto ustedes esta excepcional película francesa del año 2012 del director M. Haneke, “Palma de Oro” en Cannes y “Oscar” a la mejor película extranjera de ese año. Iba a decirles que si no la han visto, lo hagan lo antes posible. Y, sobre todo, antes de ponerse a opinar sobre el tema de la eutanasia.
En apenas un mes hemos asistido en Asturias a dos casos muy similares a los que narra esa película. Un matrimonio octogenario de Gijón pactó de mutuo acuerdo su eutanasia, y otro matrimonio, igualmente octogenario, de Langreo, recurrió también a ella, aunque en este caso la mujer no pudo dar su consentimiento al sufrir un estado avanzado de Alzheimer.
Cada año, en toda España, son decenas de matrimonios mayores los que deciden, en la soledad de su vivienda, poner fin a una vida sin expectativas y que, a su juicio, y no sin fundamento, no vale ya la pena seguir viviendo. Basta ojear los periódicos y separar esos casos de los de la categoría de “violencia de género”, con lo que todavía nuestra hipócrita sociedad intenta confundirlos, para verlos.
No, no hay nada de violencia en estos casos; muy al contrario, son casos que rezuman amor. Casi todos ellos han vivido toda una vida juntos, han tenido hijos y nietos, se han querido y adorado, pero ahora se enfrentan, desvalidos y solos, a la crueldad de la vejez, a las enfermedades terminales y a una muerte ya próxima.
Y entonces, con el mismo amor y determinación con el que se prometieron fidelidad el día de su boda, deciden acabar juntos lo que juntos iniciaron y vivieron.
Quien no entienda esto, sea la delegada nacional de la lucha contra la violencia de género o el obispo de Sigüenza, es que no entiende nada sobre el amor.
A todos nosotros, a los que también un día nos tendremos que enfrentar a esa dramática decisión, nos corresponde legislar el derecho a una muerte digna, una muerte que no sea a escondidas y oscuras, sino ante la comprensión de todos
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