Opositar e infiltrados
Se puede definir como una de las tareas más complicadas de realizar del mundo, eso es opositar. Desde finales de junio y hasta el momento presente se están llevando a cabo oposiciones a Secundaria. Muchos de nuestros compañeros están "ahí", tras un curso de nueve o diez meses pleno de actividades, trabajando por la mañana, y muchas veces por la tarde también- no sólo preparando clases para el día siguiente o corrigiendo exámenes o redacciones hasta bien entrada la noche, a veces la madrugada- sino asistiendo a sesiones de evaluación, cursos de formación, entre otras actividades. Son realmente admirables. A pesar de este trabajo extra, siempre con una sonrisa en la cara. Me gustaría que los miembros de los diferentes tribunales tuvieran en cuenta todo lo expuesto en estas líneas. A veces se evalúa lo que se ve y a veces se debe evaluar también lo que no se ve- el trabajo escondido al final del día, las ganas de mejora- igual que hacemos con nuestros alumnos.
Estos profesores-opositores, además del trabajo normal, han estado preparando su oposición, buscando temas sugerentes que pudieran adornar su "puesta en escena" delante de los miembros del tribunal, defendiendo su programación, trabajando las diferentes unidades, demostrando el uso de montones de recursos y páginas maravillosas, vídeos que tienen que ver con un tema de gramática (o lo que cada uno haga), pero que a la vez les da unas nociones de historia, arte, ciencia, literatura o simplemente, les abre la mente para querer saber más.
Muchos de los miembros del Claustro de mi instituto este curso académico han estado o aún están opositando y me gustaría enviarles un abrazo muy fuerte lleno de todo mi cariño, y quiero que sepan que pase lo que pase, son PROFESORES, así, con mayúsculas, no de los buenos, sino de los mejores, y que gracias a ellos todo va a avanzar en Asturias y que saldremos de esta crisis endémica y de la pobreza moral en la que llevamos enquistados muchos lustros.
Me gustaría citar a una escritora y periodista norteamericana, Elizabeth Jane Cochran, conocida con el seudónimo Nellie Bly, que se infiltró diez días en un centro psiquiátrico, solo de mujeres, y el resultado de esta experiencia es el reportaje "Diez días en un manicomio" ("Ten days in a mad-house"), denunciando los abusos de la administración sobre los pacientes y que obligó a las autoridades sanitarias a tomar medidas sobre el trato a los enfermos mentales. Esto es lo que somos los profesores, y vosotros, también lo sois- no enfermos mentales (aunque a veces lo parezcamos)- pero sí infiltrados, que cambiaremos el mundo, aunque sólo sea un poco.
Esta mujer, a la que su periódico envió en un viaje alrededor del mundo, conoció a Julio Verne, que le dijo "si usted puede dar la vuelta al mundo en 79 días, la felicitaré públicamente". Y su viaje no duró ni siquiera 79 días, pues se presentó en Nueva York a los 72 días, seis horas, 11 minutos y algunos segundos. Tiene muchos más récords, pero aquí me paro, al que ya lo sabe, no lo voy a aburrir más, pero al que no lo sabe, le picará un poco la curiosidad.
Me despido de todos ustedes de nuevo y les doy las gracias por emplear un poco de su fabuloso tiempo en la lectura de estas líneas. Pero antes, terminaré con una de mis frases favoritas de unos de mis "más favoritos" escritores, Oscar Wilde, "Siempre me vas a querer. Yo represento para ti todos los pecados que nunca has tenido el coraje de cometer".
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