¿Principio de igualdad?
En un proceso de acceso a la función pública docente tan excepcional como el que se está viviendo en Asturias, y también en toda España, es inadmisible que pase a la segunda prueba un número de personas semejante al de otros procesos, habiendo tres veces más de plazas en algunas especialidades, y dejando sin posibilidad de demostrar a muchos profesionales su capacidad pedagógica, la que injustamente colocan en la segunda fase y con la que ya tuvimos que "tragar". Los interinos somos profesionales que hemos mantenido la educación durante muchos años y que una vez más nos obligan a acceder por esta vía infame con toda la carga y presión que conlleva (recordemos que una gran mayoría, cerca del 30%, ya no tenemos 25 años, pero sí muchas ganas de hacer nuestro trabajo bien), acceso que nadie ha modificado aún, como si no hubiese alternativas más coherentes y justas.
¿Y por qué llevamos tanto tiempo de interinos? Porque la Administración prefirió alimentar el sistema con nosotros y no ofertar las plazas necesarias, que este año, por imperativo de la Unión Europea, debía ofrecer para reducir la tasa de interinidad. Situación excepcional, por lo tanto, no es una oposición como las de siempre, hay muchas más plazas en juego, pero nos dicen que por los principios de igualdad, mérito y capacidad hay que respetar este recalcitrante y obsoleto proceso.
¿Igualdad? ¿Dónde? Es, sin duda, la oposición menos equitativa de todas. Insisto, desigual por no poder mostrar nuestras aptitudes docentes, las que de verdad importan en esta profesión, y no un primer examen decimonónico en absoluto relacionado con la enseñanza.
Los interinos no somos "interinex" de usar y tirar, somos ante todo profesionales de la educación, nos reciclamos en conocimientos, somos formados y actualizados, en muchos casos por la propia Administración (paradojas), no queremos ni nos merecemos este trato.
Mónica García Canga y otros miembros de ADIA (Asociación de Docentes Interinos de Asturias)
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