¿Violencia de género?
Casi no hay semana sin que nos desayunemos con un nuevo caso de asesinato por violencia de género. En lo que va de año ya son 30 las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas que conciben a la mujer como su propiedad. Pero no hay que perder la perspectiva, ni meter en el mismo saco episodios dramáticos que nada tienen que ver con la violencia de género y no olvidar que es un fenómeno universal, no hay país que escape a esta plaga, en algunos ni siquiera existen estadísticas oficiales de este horror.
En los países más concienciados y que han promulgado leyes y normas para luchar contra este tipo barbarie, y donde los medios de comunicación están comprometidos en el combate (como es el caso de España), uno tiene la sensación de que existe un cierto "efecto llamada" en aquellos descerebrados que parecen encontrar en la información una reafirmación en sus macabras intenciones. Empieza ya aparecer grupos imitadores de "la manada" en las redes sociales y no son pocos los que les jalean.
No soy nada optimista al respecto, incluso si aumentaran los instrumentos y recursos para combatir la lacra probablemente consigamos reducir algo el número de asesinatos de mujeres, pero no lo suficiente como para pensar en su desaparición.
Siempre se ha puesto el acento en la educación... en la educación en valores, en la educación en la igualdad. ¿Existen países más igualitarios que los países nórdicos? Supongo que estaremos de acuerdo en la respuesta: no, y sin embargo las muertes violentas de mujeres encabezan porcentualmente las cifras en Europa. Estos países invierten más que ningún otro en el mundo en programas de educación para la no violencia y han conseguido ser las sociedades más igualitarias del planeta. Sin embargo, encabezan la lista de casos de violencia machista. Dinamarca (52%), Finlandia (47%), Suecia (46%). Estos porcentajes representan a mujeres de la Unión Europea que han sufrido violencia física y/o sexual desde los 15 años de edad. España tiene menos de la mitad de casos en términos porcentuales que Dinamarca, un 22%.
Estos días se han producido nuevos casos que han estremecido a los vecinos de Madrid, Huelva y Asturias. En el caso de Asturias, que ha tenido la misma repercusión mediática estatal, conviene, no obstante, detenerse un momento y reflexionar al respecto. Los hechos ocurridos en la localidad de Langreo han sido calificados y tipificados como "violencia de género", es decir, metidos en el mismo saco de la repugnante violencia machista y, sin embargo, dudo mucho de que lo sea ya que todo apunta a una tragedia como consecuencia de la falta de instrumentos que faciliten una muerte digna, como la eutanasia.
El matrimonio de Langreo (88 y 84 años) era muy conocidos en la localidad por su intensa vida empresarial y social. Luis Llaneza se había arrojado al vacío desde el edificio en el que vivía, después de dar muerte a su esposa enferma de Alzhéimer, no sin antes dejar una carta dirigida a sus hijos en la que explicaba las razones por las que había decidido dar fin al sufrimiento que padecía la pareja.
El suceso ocurrido el pasado mes de junio con una pareja también octogenaria en Gijón es más claro, si cabe, que el de Langreo. El matrimonio decidió poner fin a su vida: el hombre mató a su esposa con una pistola y después se pegó un tiro. El matrimonio llevaba junto toda la vida y no soportaban la idea de seguir adelante el uno sin el otro, por lo que pactaron su final. Así lo explican en varias cartas dirigidas a sus sobrinos y así lo certifica el análisis forense. Nada de violencia de género. Sin embargo, ambos casos han pasado a engrosar la lista de la repugnante violencia machista.
El dramático y hasta macabro final de estas personas mayores pudiera tener otro desenlace, más digno, más humano y, si cabe, más "feliz", como los protagonistas de esa hermosa película canadiense dirigida por Denys Arcand en el año 2003, "Las invasiones bárbaras", si la regulación de la eutanasia formara parte ya de los derechos civiles en España.
Marcelo Noboa Fiallo
Gijón
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo