Los funcionarios... ahí estamos siempre
Por supuesto. ¿Que las cuentas no salen? Congelamos a los funcionarios el sueldo. ¿Que hay que reducir costes? Congelamos a los funcionarios el sueldo... Y no se ría nadie. Que esto es lo que se lleva haciendo con nosotros desde que yo tengo uso de razón de funcionario (1987). Lo hizo Felipe González, dos veces. Lo hizo Aznar, una vez. Y por supuesto, no iba a ser ésta, tan crítica la situación, la que iba a escapársenos. No. Ahí estamos. Al servicio del bien general. Ahora las cosas van tan mal a todos que incluso haríamos del sacrificio un gesto voluntario si nos lo pidieran. Lo malo es que al final se convierte en abuso y cuando las cuentas vayan saliendo, igual que cuando no van tan mal para el resto de trabajadores, a nosotros se nos siga esquilmando en nombre de un ajuste del que no somos ni de lejos responsables. Y vaya, que detrás de cada funcionario, lo tenga claro el resto de ciudadanía, compañeros de otras ramas, hay una familia también, hay hijos, hay responsabilidades y cargas.
Cuando la vida era un regalo para los trabajadores simples, a nosotros nos costaba llegar, y si hacía falta cuadrar presupuestos, el recurso era congelarnos. No congelaban las pensiones, congelaban los salarios de los funcionarios. Si el IPC se les iba para arriba, actualizaban pensiones, pero no los salarios de los funcionarios, que como las anteriores se calculan a principios de año y salen de la misma bolsa.
Y así se han ido devaluando los sueldos de esta clase «privilegiada», de la que nadie se ha acordado hasta que ha venido el lobo de la crisis, todos estos años (1987).
No es un ajuste de cuentas. Es un toque de atención para que al menos se nos reconozca, y qué narices, se nos agradezca también, la continua condición de trabajadores sacrificados y sin ningún tipo de compensación, ni personal ni profesional, que vivimos. No olvidemos que a los compañeros de la construcción, por ejemplo, se les va a subir el sueldo un dos o tres por ciento. Por ahí le anda. Y la crisis les afecta a ellos también. Pero su convenio lo han negociado sin miramientos. Para qué. Pero los «privilegiados», que han tenido que currarse una oposición y lo tienen para siempre..., qué digo yo, ¿por qué no han hecho los demás una oposición? Que no es privilegio de los funcionarios, ¡eh! Uno es funcionario después. Antes hay que pasar la prueba de rigor que no todo el mundo pasa ni tiene ganas de pasar. Mucho menos de perder el tiempo preparándola.
Dicho lo cual, permitido este desahogo, veo aceptable la medida como coyuntural. Pero, a los que pregonan que este año nos han subido el 0,3%, entre cuatro y cinco euros al mes (que a algunos le ha supuesto pasar de tramo en el IRPF y sufrir por ello una retención mayor) que no aprieten tanto. Y al resto, que todos estamos en el mismo barco. Que ninguno quiere que se hunda, pero que cuando luego salga a flote y todos vuelvan al buen vivir, no se nos olvide y dejemos en la sentina a esos que ahora señalan tanto como «privilegiados».
José María Bolaños Febrero, Gijón
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