Casos y cosas
El PP ha quedado descabezado cuando Rajoy se fue de la Moncloa por la puerta grande (Sánchez accedió a ella por la puerta de atrás, con su moción de censura), y luchaban por sustituirle Santamaría y Casado, ella y él, mientras la militancia, desorientada, se siente huérfana y abandonada. Porque Rajoy lo era todo en el partido, que abandonó con dignidad para reintegrarse a su trabajo y profesión, rechazando ser miembro de ese Consejo de Estado en el que, por calentar un sillón, se cobra un pastón. En el PP, ahora, regeneración, y a eliminar toda la corrupción que le ha llevado a esa travesía del desierto que se llama oposición.
El polémico presidente USA ha entrado en Europa como un elefante en una cacharrería, desconcertando a unos e indignando a otros. Entre otras lindezas, ha dicho que “la UE es una enemiga”. Las guerras mundiales ahora son comerciales, y Trump es su mayor beligerante, como está demostrando con orientales y europeos. Bueno, bien está que las guerras sean ahora tirando chorizos y no bombas.
También le crecen los enanos a la Casa Real. Sí, porque si era poco lo del “caso Nóos”, que llevó al banquillo a la Infanta Cristina y a su marido, Urdangarín, a la trena, ahora resulta que nos sale la ilustre cortesana Corinna diciendo que el Rey emérito Juan Carlos se valió de ella para cierto pringue cuyo dinero está ahora en países fiscales. ¿Es cierto esto o se trata de una revancha de la pistonuda cortesana que ya no cuenta con los favores del emérito rey, con el que cazaba, ilegalmente, elefantes en África? El escándalo está servido. Y en el Parlamento, y con toda la razón, sus señorías piden que don Juan Carlos comparezca allí y preste declaración. Miembros de la propia monarquía están poniendo en peligro su continuidad.
La farsa republicana y separatista del rebelde Gobierno catalán es ya de artículo 155 y suspensión de la autonomía. Y Sánchez, al que tienen bien cogido por allí sus socios separatistas, tirando balones fuera y dejando que todo se encone y agrave cada vez más. Hasta que todo salte por los aires en Cataluña.
Menos mal que en Asturias, que es diferente, corren mejores vientos y mejor es la gente, en donde el turista busca hoy descanso, belleza y paz. Por algo es un paraíso natural, naturalmente.
Ricardo Luis Arias
Aller
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