La importancia de la matización
Acogiéndome al derecho de réplica, puesto que se hace mención expresa de mi persona en el escrito del señor Lafuente Suárez, de 26 de julio, deseo expresar la siguientes “matizaciones”.
Señor Lafuente: Le confieso que mi desconocimiento de “su” realidad es supino, pues no he conseguido encontrar en su “matización” argumento alguno que invalide la carta de fecha 21 de julio. Es posible que como consecuencia del “totum revolutum” que usted realiza, para responder a ambas misivas, esos “matices” se hayan traspapelado. Mas, como estoy de acuerdo con “la importancia de la matización”, maticemos.
En primer lugar, en mi carta no se hace referencia alguna a Covadonga ni a la celebración de acto litúrgico como escenario de las palabras del señor Sanz Montes.
En segundo lugar, no se cuestiona la legalidad de la financiación de la Iglesia católica, ni la voluntariedad de las aportaciones realizadas por los creyentes de esa confesión. Lo que realmente se critica -aunque admito que de forma críptica- son los acuerdos Iglesia-Estado que permiten la financiación de una confesión religiosa en un Estado aconfesional; más aún, cuando se trata de una organización que institucionalmente está libre de contribuir con sus impuestos al mantenimiento del Estado que la financia.
En cuanto al “totalitarismo” por usted argumentado, cierto es que el señor Sanz Montes utilizó ese calificativo, pero... “maticemos”, antepuso el vocablo “Dictadura”, que usted en su escrito obvia y al que se refería mi crítica, haciendo hincapié en la capacidad de algunas personas para ver la paja... y no la viga...
¿Cómo calificaría usted un Estado en el que el “líder máximo” es elegido exclusivamente por los miembros del “Comité Central” y no por los súbditos? ¿Donde la palabra del líder es incuestionable? ¿Donde la disidencia o la heterodoxia son inadmisibles y severamente castigadas? ¿Donde el secretismo es paradigma de actuación? Desgraciadamente hay muchos ejemplos en este mundo, incluso algún minúsculo Estado.
Por último, hace usted una extraña referencia a marxistas, comunistas y socialistas, con la que no acabo de encontrar relación alguna. Señor Lafuente, la vida no es blanca o negra hay muchos matices y se asombraría de la cantidad de ciudadanos ideológicamente libres que existen que no pertenecen a partido político ni a confesión religiosa alguna, simplemente... no nos agrada en absoluto comulgar con ruedas de molino.
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