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Emma Bonino, la metáfora de Europa

31 de Julio del 2018 - marcelo noboa fiallo (Gijón)

"Hace 70 años, éramos el continente más destruido del mundo y ahora somos los más ricos en esperanza de vida, en alfabetización y en prosperidad. ¿A qué estamos jugando? ¿Quizás a la ruleta rusa?". Así de contundente se manifiesta Emma Bonino a sus 70 años y después de haber sido casi todo en la política italiana/europea y contemplar, con gran pesar, la deriva de Europa.

Esta mujer de apariencia frágil y de modales encantadores ha mantenido siempre un discurso firme, tan cargado de razones que siempre ha sido difícil para sus oponentes políticos rebatirlos. Desde sus inicios políticos a mediados de los 70, con su compromiso antinuclear, el derecho de las mujeres, el divorcio, el aborto, la eutanasia, sin dejar de ser católica y mantener buenas relaciones con la cúpula eclesiástica. Su lucha siempre fue por delante de su tiempo político italiano, pero enganchó con lo mejor del "tiempo político europeo", con aquella Europa acogedora de los perseguido por las dictaduras del cono sur americano, defensora de los derechos humanos, protectora e integradora de inmigrantes y entendedora de que sólo la construcción de una Unión Europea fuerte nos permitiría crear un espacio en el mundo, progresista y decente, cuyo pilar básico era el Estado de Bienestar.

Todo aquello se está viniendo abajo. Aquella Europa ya nada tiene que ver con la Europa de hoy: insolidaria, antiinmigración, xenófoba, escorándose peligrosamente hacia la extrema derecha, incapaz de desautorizar a los gobiernos autoritarios de Polonia, Hungría, Austria... permitiendo soflamas incendiarias contra los inmigrantes por parte del vicepresidente y ministro del interior italiano Matteo Salvini y agachando la cerviz ante el patán de la Casa Blanca.

Todo esto lo contempla con dolor Emma Bonini a sus 70 años porque de nada ha servido (o esperemos que sí) su paso durante seis legislaturas (de 1979 al 2006) como diputada a la Cámara de Representantes Italiana, su lucha (1986) para conseguir un referéndum contra la energía nuclear; o sus batallas en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas contra la pena de muerte (1994); o su presencia siempre respetada y admirada como Ministra de Política europea y Comercio internacional en el Gobierno de Romano Prodi (2006) y como Ministra de Exteriores con el Gobierno de Enrico Letta (2013).

Pero quizás donde más ha brillado con luz propia ha sido en sus responsabilidades en Europa. En los años 1980/81 promueve diversas campañas por los Derechos Civiles de los ciudadanos de la Europa del Este y no descansó hasta que se instaurara la Corte Penal Internacional de la Haya. Por aquellos años le dio tiempo para fundar la "Food and Disarmament International" instrumento esencial para combatir el hambre en el mundo. En 1993 promueve en el seno de las Naciones Unidas la creación del Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia.

En 1994, fue nombrada Comisaria Europea, con la cartera de Consumo y Pesca así como responsable de la Oficina Europea de Ayuda Humanitaria, desde donde realizó varios viajes a zonas de conflicto para denunciar el atropello a los Derechos Humanos en Somalia, Sudán, Kurdistán, Irak, Afganistán...

Fue especialmente dura en la denuncia sobre la impotencia de la Unión Europea y el desinterés de la ONU por el conflicto de Los Balcanes. A las 48 horas de ser nombrada Comisaria europea viaja a Sarajevo y Mostar, para desde allí lanzar su denuncia de la mayor vergüenza de Europa desde la segunda guerra mundial.

En 1998 fue galardonada con el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional por su trabajo en defensa de la dignidad de la mujer.

En el año 2015, cuando su nombre sonaba con fuerza para sustituir al presidente Giorgio Napolitano, anunció que padecía cáncer de pulmón y se retiró de esta contienda, pero no de su pasión por la política. Tres años más tarde (2018), una vez superado el cáncer, se presentó nuevamente como candidata al Parlamento, pero esta vez Italia ya había tomado el rumbo de Matteo Salvini, el rumbo de la anti-Europa y la anti-inmigración. Emma Bonino ya no encajaba, ya no encaja en esta Europa de los antivalores. Por primera vez en su carrera política los italianos no la eligieron. Está fuera del Parlamento. Bonino es la metáfora de Europa.

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